martes, 17 de agosto de 2010

El olor de mi piel

Me gusta el olor de mi piel. Es suave, agradable.
Me agrada pensar que es inconfundible, inimitable.
La piel la siento cálida. En los muslos.
En el estómago. Fuera, no más de 31ºC.
Dentro, a intervalos, oscila el aire acondicionado.
Apenas cinco minutos encendido. Siento frío.
Lo apago. Siento calor. Lo enciendo. Frío.
Pero mi piel sigue cálida.
La ventana que mantengo cerrada, me mantiene aislada de los ruidos de la calle.
Sobre la mesa de madera, descansan mis piernas
que coleccionan amoratados lunares.
Sobre el regazo, un teclado viejo.
En mis oídos algo de música diferente.
Enciendo el Aire Acondionado.
Frío.

14 de agosto, 22.09