domingo, 30 de marzo de 2014

Vacaciones

Creo que he perdido...
...las ganas...
...la habilidad...
...la aptitud...
...la inspiración...
para escribir.

¿Y ahora? 
¿Ahora qué?

(Blog cerrado temporalmente,
por las falta de ganas, de habilidad, de aptitud y de inspiración
para escribir de manera que al hacerlo, me sanen las palabras).


sábado, 22 de marzo de 2014

La arena del reloj

Se me han gastado las ganas,
derramado la arena del reloj
y olvidado, cada noche,
por qué es que era mejor luchar
que dejarte ir.

miércoles, 12 de marzo de 2014

285 días

Diez días.
Han pasado diez días.
Días días en los que no he escrito nada, ni una coma, ni un punto. Ni siquiera, puntos suspensivos, pues esos, supongo, prefiero guardarlos para la vida real.
Dos semanas.
Justo dos semanas de aquel miércoles.
A dos semanas y dos meses de aquel jueves que precedió a la primera risa.
Y han sido éstas dos semanas en las que no he dejado de escribir con miradas en el aire, tras unos párpados que queriendo dormir, no lo consiguieron. Y han sido ellas las ideas, palabras, argumentos y teorías cobijados que, en estas dos semanas, no han visto el frío. El gris del cielo sin sol. El sol sin gris. Sus rayos. La lluvia. La luna de día. El rosado que antecede el gris (del cielo sin sol y del sol sin luz, ni tan siquiera gris). Ni tampoco la luz del atardecer, que retrasándose en el tiempo, nos ha pillado juntos.

Y en ese tiempo, en estas dos semanas, he nadado frente a ti, sin agua,
nos hemos mirado, viéndonos, ganándonos a medias las batallas de miradas sin risa (ganando a medias, por compartir esas risas).
Y hemos reído. Y hemos llorado. Y hemos mantenido la tensión por las ganas de besarnos.
Queriendo ambos, pero necesitando la saliva para larmenos las heridas causadas 
(algunas con hechos, otras con palabras)
Ni tan siquiera hacía falta nada más que unos cacahuetes. En nuestra mesa.
Sentarse en otra mesa, se siente un poco como una traición a aquellas dos personitas cabezotas.
Y hemos elegido juntos chocolates, perfúmenes, comida para mascotas y Montaditos.
Y te he contado secretos. Y yo me he convertido en el tuyo.
Y seguimos haciendo planes que engrosan una lista nunca menguante. Y siempre creciente.
Y seguimos poniendo fechas. Y seguimos pasando tanto tiempo juntos como nos lo permiten nuestras obligaciones, nuestros horarios o, sencillamente, la necesidad lógica de descansar.

Y, en todo este tiempo, he querido apartarte.
Y ojalá hubiera podido apartarte, así como odiarte, arrepentirme de todo y alejarte de mí, mientras aún estaba a tiempo, mientras aún se vislumbraba como una posibilidad real.
Sin embargo, ni siquiera he sido capaz de dejar de verte.
Y tengo miedo de no ser capaz en tiempos venideros de llevar a cabo todos mis planes, hurdidos en la oscuridad que me queda dentro, cuando no andas cerca. O cuando la llama comienza a tililar.
Por eso, por eso me gusta tenerte cerca, porque no quiero que la oscuridad sea tan absoluta que decida romper con todo, dejarte atrás, dejando atrás contigo las ilusiones que tenía depositadas en este año.
¿Cómo sobreviviría entonces los siguientes 285 días?




La Innovación de la Soledad

jueves, 6 de marzo de 2014

No quiero

No quiero.
No quiero hacer más planes
de parques, de cines, de cenas pendientes.
No quiero más llamadas a las tantas,
ni que me despiertes de madrugada.
No quiero más sorpresas,
ni más secretos desvelados.
No quiero tus intentos de besarme,
ni quiero las ganas de besarte.
No quiero planes de futuro,
aunque se aleje apenas unos días en el tiempo,
ni planes de presente,
ni planes de pasado, para nuestro Universo paralelo.
Ya no quiero una historia contigo,
ni siquiera una historia, a secas.
Sólo quiero un café a media tarde
o una cerveza una noche de verano,
sin promesas, sin medias verdades.
Esto acaba aquí
sin punto de partida,
sin punto de guardado
y sin más vidas adicionales
para empezar de cero.
Esta es la vida real
y yo no creo en segundas oportunidades,
en segundas partes, en secuelas.
Yo no creo.
Ya no creo.
Ya no.

Se acabó.

domingo, 2 de marzo de 2014

Qué bien sienta

Qué bien sienta que lo primero que veas al abrir los ojos sea el azul del cielo a través de las cortinas. Hoy toca trabajar un poquito aunque mi mente fantaseará con barbacoas de carne al sol, bajo la leve brisa que parece mover las hojas hoy. Ya es casi, casi, casi primavera. 19 días tan sólo me separan de ella, antesala como es del verano, sobre la que construyo mis sueños de futuro a medio plazo.

sábado, 1 de marzo de 2014

Un abrazo

"La duración media de un abrazo entre dos personas es de 3 segundos. Pero los investigadores han descubierto algo fantástico. Cuando un abrazo dura 20 segundos, se produce un efecto terapéutico sobre el cuerpo y la mente. La razón es que un abrazo sincero produce una hormona llamada “oxitocina”, también conocida como la hormona del amor. Esta sustancia tiene muchos beneficios en nuestra salud física y mental, nos ayuda, entre otras cosas, para relajarse, para sentirse seguro y calmar nuestros temores y la ansiedad. Este maravilloso tranquilizante se ofrece de forma gratuita cada vez que tenemos a una persona en nuestros brazos, que acunamos a un niño, que acariciamos un perro o un gato, que estamos bailando con nuestra pareja, cuanto más nos acercamos a alguien o simplemente sostenemos los hombros de un amigo." 


Texto tomado de un texto de Facebook,
autor desconocido




Marzo


Y Febrero queda, por fin, atrás...