Sueño con vosotros, a menudo,
Y, por un instante,
En la eternidad del sueño en que no existe el tiempo,
volvemos a estar juntos.
Y no importa si estoy dormida o despierta,
Porque sé que no os habéis ido,
Porque escucho vuestros pasos, vuestras voces,
Porque os veo y sé que estáis conmigo.
Y aunque sólo salís cuando duermo,
Sé que seguís aquí porque os construí
Un hogar dentro de mis recuerdos:
Una cocina donde siempre huele a croquetas,
Un salón con todas las ventanas abiertas,
una habitación con olor a jazmines en la mesita
Y un cuarto de baño con tu gel de vainilla.
Y un porche que te espera lleno de hojas secas
Tu cortaúñas para cuando voy a verte,
Tu copa llena de carbón y cizco,
Y un pozo con el que regar naranjos y olivos.
Y una mecedora junto a la ventana
Y domingos presidiendo una mesa de continentales y poquinos
Y Nochebuenas con disfraces,
Y tus bonsais y tus matas de pistachos
(Me recorrí medio Cairo sin encontrarlos,
Algún día los cultivaré por ti).
Y un charco de agua bajo la morera,
El zumo de una naranja chorreando por tus brazos,
Disfraces con cualquier trozo de tela
Y la ilusión incansable de la inocencia.
Por todo esto sé que no os habéis ido,
Porque nunca pasa mucho tiempo
Sin que paséis a visitarme
Como si quisierais aseguraros de que no os olvido.
Y sé que nunca os dejaré marcharos,
Porque si os vais, vuestro hogar (que es mi alma),
Se queda vacío, cerrado a cal y canto,
Y ya no olerá a croquetas ni a césped recién cortado
Ni resonarán en sus rincones las risas,
ni habrá en la piscina ruedas de camión y sandías,
Ni cancelas abiertas
ni ese vestido tuyo lleno de florecitas chicas.
Y todo estará a oscuras y, entonces ¿qué haré yo?
Por eso, no os olvido y sé que no me habéis dejado,
Seguid visitándome mientras duermo
Venid y quedaros a mi lado,
Aunque sea en mis sueños
Donde podemos estar juntos allí donde no existe el tiempo.
Y, por un instante,
En la eternidad del sueño en que no existe el tiempo,
volvemos a estar juntos.
Y no importa si estoy dormida o despierta,
Porque sé que no os habéis ido,
Porque escucho vuestros pasos, vuestras voces,
Porque os veo y sé que estáis conmigo.
Y aunque sólo salís cuando duermo,
Sé que seguís aquí porque os construí
Un hogar dentro de mis recuerdos:
Una cocina donde siempre huele a croquetas,
Un salón con todas las ventanas abiertas,
una habitación con olor a jazmines en la mesita
Y un cuarto de baño con tu gel de vainilla.
Y un porche que te espera lleno de hojas secas
Tu cortaúñas para cuando voy a verte,
Tu copa llena de carbón y cizco,
Y un pozo con el que regar naranjos y olivos.
Y una mecedora junto a la ventana
Y domingos presidiendo una mesa de continentales y poquinos
Y Nochebuenas con disfraces,
Y tus bonsais y tus matas de pistachos
(Me recorrí medio Cairo sin encontrarlos,
Algún día los cultivaré por ti).
Y un charco de agua bajo la morera,
El zumo de una naranja chorreando por tus brazos,
Disfraces con cualquier trozo de tela
Y la ilusión incansable de la inocencia.
Por todo esto sé que no os habéis ido,
Porque nunca pasa mucho tiempo
Sin que paséis a visitarme
Como si quisierais aseguraros de que no os olvido.
Y sé que nunca os dejaré marcharos,
Porque si os vais, vuestro hogar (que es mi alma),
Se queda vacío, cerrado a cal y canto,
Y ya no olerá a croquetas ni a césped recién cortado
Ni resonarán en sus rincones las risas,
ni habrá en la piscina ruedas de camión y sandías,
Ni cancelas abiertas
ni ese vestido tuyo lleno de florecitas chicas.
Y todo estará a oscuras y, entonces ¿qué haré yo?
Por eso, no os olvido y sé que no me habéis dejado,
Seguid visitándome mientras duermo
Venid y quedaros a mi lado,
Aunque sea en mis sueños
Donde podemos estar juntos allí donde no existe el tiempo.
...hasta que volvamos a vernos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario