sábado, 25 de mayo de 2013

Una gota de rocío

"¡He perdido mi gotita de rocío!, dice la flor al cielo del amanecer, que ha perdido todas sus estrellas."

- Rabindranath Tagore

martes, 21 de mayo de 2013

Películas de Mayo

1.- Hasta que la ley nos separe (Laws of Attraction, 2004).
2.- Una chica de Jersey (Jersey girl, 2004)
3.- La noche más oscura (Zero Dark Thirty, 2012)
4.- Juno (2007)

lunes, 20 de mayo de 2013

Paréntesis

A veces parece que cuando las cosas van bien, no se tiene disposición emocional a la escritura.
Y, a veces, cuando las cosas van mal, tampoco se encuentran las ganas.
Hoy, sin embargo, vuelvo a sentir la necesidad de decir algo y que no quede enterrado entre los otros tantos borradores que he ido escribiendo en las últimas semanas. Y es que hoy, de pronto, empiezo a sentir que las cosas marchan bien. Y no es "sólo" porque (a quien no lo sepa) me haya sacado el carnet de conducir (a la segunda), ni "sólo" porque mi abuela haya conseguido vencer a la muerte y salir victoriosa del enfrentamiento (si había algún momento en la vida para comenzar a creer en los milagros, es este, sin lugar a dudas).
Creo que es porque vuelvo a tener metas y objetivos que alcanzar, porque de pronto siento algo parecido a la serenidad y el equilibrio interior. De pronto me siento bien, no de manera vanal y caprichosa, sino que es algo que parece estar naciendo por dentro y espero (ojalá, ojalá, ojalá) que sea para quedarse.
Ahora que las cosas parecen empezar a marchar hacia un punto concreto, tengo razones para levantarme por la mañana, cosas que hacer durante el día y algo con lo que soñar al llegar la noche. Y no, no tengo trabajo (aún), pero algo me dice que pronto (muy pronto) es probable que lo tenga. E igualmente, me falta llenar otro campo escencial de una vida plena, pero quién sabe si la vida no tiene sus propios métodos para alcanzar la felicidad, sin necesidad de ayuda o aprobación del sujeto principal de la misma. Y a esa esperanza me aferro para seguir sintiéndome bien, en tiempos en los que ni siquiera lo más etéreo ni lo más material, parece conducir a ningún punto (clave).
Y es que yo creo que las buenas cosas de la vida son como los paréntesis, que añaden matices y significado a un esqueleto que ha de estar sano, a un orden en las cosas que debe estar en balance, para que esas cosas buenas sirvan de algo. Porque todos sabemos que unos paréntesis en una línea en blanco, no son más que pequeños ovalos vacíos.

sábado, 11 de mayo de 2013

Los finales

Los finales siempre - y recalco, SIEMPRE - son tristes. Da igual lo que termine, da igual cómo termine, cuando algo toca a su fin, quisiera congelar el tiempo y evitar el dolor y la melancolía que han de seguirle, inevitablemente. Y da igual lo terminado y muchas veces, da igual, la razón que haya desembocado en tal desenlace, porque a fin de cuentas nada cambiará el resultado. Y el resultado es, ni más ni menos, que el final.
Pueden acabarse libros - y despedirnos para siempre de esos caracteres que si bien nunca existieron, durante unos instantes, en algún lugar de nuestro intelecto y quién sabe si en un universo paralelo también - que podremos releer, pero cuyas palabras, cuya trama con su respectivo desenlace se mantendrá invariable. Y releer un libro no sería más que el paralelo literario a un recuerdo, que nos empeñamos en repetir, sabiendo que el momento en que pudimos cambiar algo ya pasó. Porque está escrito. Porque hemos llegado a la última línea o verso de esa obra.

Pueden acabarse vidas, en cuyo caso toda muestra que nos queda en la ausencia son detalles, recuerdos, gestos que podemos repetir o incluso fotos, pero siendo el peor de los casos, todo lo que nos queda no nos devolverá a esa persona. Vendrán estonces los arrepentimientos de todo aquello que pudimos haber hecho o dicho para sacarle una sonrisa a quien ya no está, para regalarle ese momento efímero de felicidad, de haber dibujado una sonrisa que se acabaría desvaneciendo, pero que nos daría la seguridad de un instante de final feliz.

Pueden acabarse relaciones, de la manera más cruenta o sencillamente, con la indiferencia que otorga el desgaste de llevar algo más lejos de lo que era necesario. Y la monotonía. O puede acabarse algo por el mero hecho de haber cambiado. Y esto no sería tan diferente. Y tampoco importa demasiado cuanto rememores esos instantes juntos (ya sea un noviazgo o una amistad), el final ha sido el que haya sido.

En todos y cada uno de los casos, ese fin significará el fin de un capítulo de nuestras vidas, una reconsideración, un punto y aparte o directamente, dejar caer la tapa y tomar otro libro en blanco de la estantería. Pero en todos ellos, el final causará adversión, tristeza, dolor y/o vacío. Y es a este último al que más temo, porque entonces, no estarás tú (esa versión del "tú" que conocía hasta ahora, al menos) para "soportapoyarme" y decirme que todo irá bien.

Echaré de menos nuestras charlas a medianoche.


martes, 7 de mayo de 2013

Asuntos de Amor

“En asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca.”

-Jacinto Benavente.

lunes, 6 de mayo de 2013

Aprender

Hay que aprender a dejar ir a esas personas que no quieren permanecer en nuestras vidas y hay que aprender igualmente, que no importa cuánto duela o cuánto escuezca, no hay nada que podamos hacer en la mayoría de los casos, para hacerles cambiar de idea.
Han pasado pocos días, supongo, y aún queda la peor parte, que es darme cuenta que aquel día, cuando te besé en la mejilla antes de bajarme de tu coche, era algo más que una despedida. Y la realidad es que fue la última vez que probablemente te veré jamás.
Quién sabe si el destino, demasiado rencoroso para algunas cosas y olvidadizo para otras, querrá hacer que nuestros caminos vuelvan a coincidir. Yo mientras te echaré de menos o, al menos, te echaré en falta durante el tiempo justo y necesario para que todo esto comience a dar igual. Porque cuando ese momento llegue, perderás la luz que aportas a mi vida, en forma de recuerdos, en forma de "ojalás" y "sies" y serás una sombra más del pasado. Como tantos otros.
La realidad es que me duele darme cuenta que soy tan fácil de olvidar, de superar, de dejar atrás sin girar tan siquiera la cabeza. Me duele darme cuenta que nada de lo que soy o de lo que represento es suficiente para hacerte querer - aunque sea un poco - mantenerme cerca tuya. Ni tan siquiera como antes, pero algo, al menos.
He de aprender a tomar las despedidas como puntos y aparte y pasar página y empezar una nueva cada vez que sencillamente alguien quiera dejar de significar algo para mí. Yo, por ahora, me quedo con tu recuerdo y con esta quemazón que siento en las entrañas que me dice que las cicatrices más profundas son a veces aquellas provocadas no por quien más significaba para ti, sino por aquellos que prometieron quedarse para siempre.

4 de Mayo
(Y la molestia provocada por tu desaparición no duró más que apenas unos días)