miércoles, 30 de diciembre de 2015

Haciendo Balance

"Otro año que se va, dejando hueco al que ha de venir. Como la vida misma, el ciclo de renovación al que nos vemos obligados en una continua lucha contra la muerte..."

Ahora que 2015 se acaba y 2016 está a punto de empezar, sólo puedo esperar que sea la mitad de bueno de lo que ha sido este, en algunos aspectos al menos, supliendo a su vez las carencias que echo tanto en falta.
Porque 2015 ha sido el año de volver a empezar de cero, porque me ha permitido renovarme y ganar la batalla a esa vocecita en mi interior que lo daba todo por perdido. Este año he vivido grandes, grandísimos momentos, muchos momentos de risas, momentos de volver a levantarse y decir "yo puedo", momentos de vivir cosas que hacía años no vivía.
Resumirlo con palabras es casi imposible, los recuerdos van mucho más allá, porque...
...he vuelto a estudiar y nunca pensé que sería algo que me llenara tanto de vida.
...me he esforzado mucho en cambiar hábitos, en dar lo mejor de mí, en llenarme de conocimiento.
...he vuelto a vestirme de flamenca después de más de diez años y he ido a la Feria (rebujito incluido),
...he aprendido a hacer sushi. He comido mucho sushi.
...me han sacado la muela del juicio.
...me he dado cuenta de quienes son realmente mis amigos, con quién cuento realmente y con quién no.
...he aprendido a hacer gofres. ¡Y tengo mi propia gofrera!
...he ido al teatro.
...he ido de comunión.
...he ido al Primark.
...he visitado Huelva, Jerez, Córdoba (y todos sus Primarks, de camino).
...he tenido un cumpleaños muy especial.
...he jugado mucho a Magic. Y hemos encontrado "nuestro" juego.
...he tenido martes de Telepizza y miércoles de cine, con cierta frecuencia.
...han descubierto, por fin y después de dos años, mi hernia de hiato y mi intolerancia a la lactosa.
...me he comprado mucha ropa.
...he vuelto a ver a un viejo amigo, después de 13 años.
...he podido disfrutar de mi familia al completo un año más.
...he tenido risas, lágrimas, felicidad, tristeza, rabia, ilusión y decepciones y todo eso, en su justa medida, me ayuda a conservar esa pasión en la manera en que siento las cosas, porque si hay una palabra que me define, no es, precisamente "indiferente".

Por todo eso, guardaré con cariño el recuerdo de 2015.
Y a 2016 sólo me resta pedirle, aparte de empeño para cumplir todas mis metas, poder disfrutar otro año más de toda mi familia, seguir teniendo cerca a esa persona que me hace feliz, encontrar trabajo (que ya me toca), conservar la salud y aprender a vivir con la nueva dieta sin lactosa, acabar el curso con buenas notas y hacer un millón de cosas nuevas (a ver si de una vez logramos tachar todo de nuestra lista de planes, vecino).





Gracias, 2015. Por los buenos momentos y por los malos, pues de algo hemos de aprender las lecciones de la vida.


Películas de Septiembre - Diciembre

Septiembre
1.- La Visita (The Visit, 2015).

octubre
1.- Criadas y Señoras (The Help, 2011).

Noviembre
1.- Merry Friggin Xhristmas (2014).
2.- The One I Love (2014).
3.- Desayuno con Diamantes (Breakfast at Tiffany's, 1961).
4.- La música nunca dejó de sonar (The Music Never Stopped, 2011).
5.- La Sombra de los Otros (6 Souls, 2010).

Diciembre
1.- La Teoría del Todo (The Theory of Everything, 2014).
2.- LJDH: En llamas (The Hunger Games: Catching Fire, 2013).
3.- El Experimento (The Experiment, 2010).
4.- La Herida (2013).
5.- Star Wars: Episodio IV - Una Nueva Esperanza (Star Wars, 1977).
6.- Star Wars: Episodio V - El Imperio Contraataca (Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back, 1980).
7.- Mamá (Mama, 2013).
8.- Star Wars, capítulo VI: El Retorno del Jedi (Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi, 1983).

martes, 29 de diciembre de 2015

730 días

Contra todo pronóstico, 730 días.
Porque, a pesar de lo malo, todo lo bueno.
A pesar de los enfados, las risas.
A pesar de la distancia, las ganas de vernos.
A pesar de los 'adiós', los 'te echo de menos'.

A pesar de lo que nos separa, todo lo que los acerca.
A pesar del invierno, el verano.
Porque a pesar de que pasen los días, los días que aún quedan.
Y a pesar de los recuerdos, los planes.
Y, a pesar de la lluvia, la calidez de un abrazo.
A pesar de todo, tú y yo.
A pesar de todo, nosotros.

A por los 1096.
A por el 29 de Diciembre de 2016.




lunes, 2 de noviembre de 2015

Corazas

Hoy he salido a la calle desnudando mi alma de corazas,
de miedos,
de murallas,
de iras y rabias,
hoy he salido a la calle con el pecho descubierto,
como quien va a la guerra
sabiendo que puede morir.
He ganado la batalla,
sin un sólo rasguño,
he vuelto a casa
sabiéndome fuerte,
encontrando la fortaleza
en mirar de frente a mis propios miedos.
Hoy, que he salido a la calle sin corazas,
he podido empezar a vivir,
justo allí donde lo dejé
cuando quise parar el tiempo,
separándome de él
con capas, muros y murallas.



sábado, 31 de octubre de 2015

Escribiendo...

En línea.
Escribiendo...
Hola.
Escribiendo...
Estaba pensando en ir esta noche a comer sushi después de una partida de algo y un café.
Escribiendo... 
Te echo de menos...
Escribiendo...
Veámonos una última última vez
Escribiendo...
Una tregua, sólo por hoy

(Borrar todo)

Escribiendo...
Sé que cuando me ves escribiendo
creerás que son letras aleatorias...
Escribiendo
En realidad aprovecho para decirte todo esto sin que lo sepas
Escribiendo...
Te cuento cosas que me han pasado, te confieso cosas
Escribiendo...
Aunque nunca lo sepas

(Borrar todo)

ult. vez hoy a las 14.08

jueves, 29 de octubre de 2015

Una de tantas

Nuestra placita.
Los perritos calientes del IKEA.
Las lucecitas.
Los serranitos de Quini.
Las charlas en el coche.
Las gallinas de chocolate.
Primark.
El local de las pelis con palomitas.
Estepa. Jerez. Huelva.
Telepizza. Los 29s.
Rozalén. Coque Malla.
Djando desencadenado.
Cacahuetes.
Alquimistas.
Besos en la frente... besos en la mano.
Tu lucha, mi lucha.
Comiéndote a besos.
La primera y la última.

La primera y la última.

Lactosa-free

Arroz con leche.
Croquetas.
Helado.
Flan.
Nata.
Batidos.
Queso de untar.
Petit Suise.
Yogures de chocolate.
Pizza.
Chocolate con leche.
Pastelitos.
Espaguettis a la carbonara.
Solomillo al roquefort.
Chocolate calentito.

¿Y ahora cómo?
Bienvenida al maravilloso mundo de intolerancia a la lactosa.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Alguien

Alguien que me lea poesía hasta que me quede dormida en los malos días,
alguien que me diga que todo va a salir bien, aunque eventualmente, sea mentira,
alguien cuya mirada esté limpia de rabia, de odio, de cólera, de ira.
Alguien que me sorprenda, que me mime, que me cuide, que me proteja,
alguien con quien ser yo, el yo que soy, mi genuina mezcla de adulta y niña.



Películas Febrero - Agosto

Febrero:
1.- El Crítico (2013)
2.- Paranormal Activity: los señalados (Paranormal Activity: The Marked Ones, 2014).
3.- Mindscape (2013)
4.- El médico (The Physician, 2013)
5.- Le week-end (2013)
6.- El único superviviente (Lone Survivor, 2013)
7.- Birdman o (La Inesperada Virtud de la Ignorancia) (Birdman: Or (The Unexpected Virtue of Ignorance, 2014)
8.- Sobran las palabras (Enough Said, 2013).
9.- El Postre de la Alegría (Paulette, 2012).
10.- Olvídate de Mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004)
11.- OldBoy (2013).
12.- Para Elisa (2012).
13.- La Cueva (2014).
14.- La Isla Mínima (2014).
15.- Kauwboy (2012).
16.- Some Velvet Morning (2013)
17.- 200 Cartas (2013).
18.- Los Juegos del Hambre (The Hunger Games, 2012).

Marzo:
1.- The Spectacular Now (2013)
2.- Quién Mató a Bambi (2013)
3.- Todos Están Muertos (2014)
4.- Dos tontos todavía mas tontos (Dumb and Dumber to, 2014)
5.- El hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos (The Hobbit: the Battle of the Five Armies, 2014)
6.- Banderas de nuestros padres (Flags of Our Fathers, 2006)
7.- Her (R, 2013)
8.- La Vida Ante Sus Ojos (The Life Before Her Eyes, 2007)
9.- Las dos caras de enero (The Two Faces of January, 2014)
10.- Ida (2013)
11.- Los Misterios de Pittsburgh (The Mysteries of Pittsburgh, 2008)
12.- Presentimientos (2013)
13.- La Cena de los Idiotas (Le Diner de Cons, 1998)
14.- El Laberinto del Fauno (2006)
15.- La Casa Muda (2010)
16.- Quiéreme si te atreves (2003)
17.- La Vida de Pi (Life of Pi, 2012)
18.- El Francotirador (American Sniper, 2014)
19.- El Intercambio (Changeling, 2008)
20.- Begin Again (2013)

Abril:
1.- Los Miserables (Les Misérables, 2012)
2.- La Batalla del Año (Battle of The Year, 2013)
3.- Enemy (2013)
4.- El Corredor del Laberinto (The Maze Runner, 2014)
5.- La Redada (La Rafle, 2010)
6.- Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013)
7.- El Llanero Solitario (The Lone Ranger, 2013)
8.- El Señor de la Guerra (Lord of War, 2005)
9.- Guerra Mundial Z (World War Z, 2013)
10.- El Niño (2014)
11.- La Dama de Hierro (The Iron Lady, 2011)
12.- Dom Hemingway (2013)
13.- Somos Gente Honrada (2013)
14.- Expediente Warren (The Conjuring, 2013)
15.- Ismael (2013)
16.- Mejor otro día (A Long Way Down, 2014)
17.- La Habitación del Pánico (Panic Room, 2002)

Mayo:
1.- Vengadores: La Era de Ultrón (Avengers: Age of Ultron, 2015)
2.- El Maestro del Agua (The Water Diviner, 2014)
3.- El Viaje Más Largo (The Longest Ride, 2015)
4.- El Caballero Oscuro: la Leyenda Renace (The Dark Knight Rises, 2012)

Junio:
1.- 2 francos, 40 pesetas (2014)
2.- Cómo acabar sin tu jefe, 2 (Horrible Bosses 2, 2014)
3.- Mi vecino Totoro (Tonari no Totoro, 1988)
4.- Relatos Salvajes (2014)
5.- The Babadook (2014)
6.- Ouija.
7.- Open Windows (2014)
8.- ¿Qué hacemos con Maisie? (What Maisie Knew, 2012)
9.- Musarañas (2014)

Julio:
1.- Alone in the Dark - The Passengers
2.- Adivina Quién (Guess Who, 2005)
3.- After The Dark (2013)
4.- Metro Manila (2013)
5.- American History X (1998)
6.- Stoker (2013)
7.- Musarañas (2014)
8.- Take Shelter (2011)
9.- No Conoces a Jack (You Don't Know Jack, 2010)
10.- Frozen: El Reino del Hielo (Frozen, 2013)
11.- Stalingrado (Stalingrad, 2013)
12.- Del Revés (Inside Out, 2015)
13.- Verano en Febrero (Summer In February, 2013)
14.- Sólo Dios Perdona (Only God Forgives, 2013)
15.- La Voz Dormida (2011)

Agosto:
1.- Asuntos de Familia (City Island, 2009)
2.- Una Familia de Tokio (Tôkyô Kazoku, 2013)
3.- Jurassic World (2015)
4.- Cadena Perpetua (The Shawshank Redemption, 1994).



Deberes para Septiembre

De pequeña, cada verano sin faltar ninguno, teníamos mi hermana y yo, unos cuadernillos Santillana, cuadernillos de repaso, cuadernillos Rubio y otras tantas variantes, para refrescar, no olvidar, agilizar la mente y prepararnos para el nuevo curso sin que tres meses de playa, vacaciones, abuelos y piscina nos hicieran dormirnos en los laureles.

Y yo, después de un letargo de varios años, de haber dormido en laureles, parras, árboles frutales y jardines de más diverso ámbito, comienzo clases -después de tantos años- en 57  menos de 48 horas (unas 36 aproximadamente, para ser exactos).

El elegido ha sido esta vez el ciclo formativo de grado superior "Administración y Finanzas". Y no, no estoy de broma. Por lo que a mí respecta, mis pasiones han sido relegadas al segundo plano que se convierte en el primero y principal en cuanto cumpla mis obligaciones (estudiantiles o laborales), y he enfocado mis energías en buscar una solución de origen práctico al problema del desempleo y de manera objetiva y racional, me parece la mejor opción con diferencia. Que será probablemente un peñazo, es algo de lo que no me cabe duda, a pesar de que me sugiere mil preguntas a las que no obtendré respuesta hasta entonces. Pero qué puedo decir, si tengo que pasar 18 meses de calvario para conseguir trabajo, al menos, será un calvario programado, con punto y final, algo de 'sufrimiento racional' limitado.

Aún necesito hacerme a la idea de lo que probablemente sea uno de los cambios más drásticos de mi vida, pues no sólo es completamente diferente a lo que siempre he querido ser y hacer sino que además, no se parece en nada a nada de lo que he hecho hasta ahora y eso me suscita nerviosismo, incertidumbre, cierta emoción ante lo desconocido y alegría de poner el tren en marcha otra vez. Me guste el papeleo (palabra que sólo me entusiasma si la relaciono con material escolar) o no me guste, es algo que comienzo con el único objetivo de acabarlo, sin dejarlo, ni rendirme, ni desistir, ni intentar cambios de salvamento en último momento.

Y yo me pregunto ¿cómo será eso de volver al instituto de nuevo? Que hace más de una década que no utilizo esas mesas verdes para llenarlas de estuche, cuadernos y colores. ¿Qué tipo de gente tendré como compañeros de clase durante los próximos dos cursos? ¿Me costará trabajo? ¿Me acabará gustando? ¿Cómo será eso de cambiar los cuatrimestres por los trimestres? ¿Alegrarme porque un profe no ha venido y tenemos, de pronto, una hora completa para salir al sol? Y preparar la mochila, exámenes, deberes y algo para picar en el recreo. Qué ilusión pensar que pudiera parecerse lo más mínimo a los dos años que pasé en bachillerato :)
(Y que miedo que pueda no parecerse en nada).

Así que comenzando la cuenta atrás para poner en práctica una decisión que probablemente ha cambiado mi vida a un plazo-largo-no-tan-largo, con un volcán de sensaciones mezcladas y confusas que no logro descifrar, me despido por hoy.

Os iré contando las idas y venidas de esa filóloga pronta a ser administrativa con idiomas.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Pequeñas Cosas

Me gustan las pequeñas cosas, que a la vez son muy grandes, o a mí me lo parecen aunque nadie más sepa verlo. Me gusta por ejemplo el líquido del flash que queda cuando ya te has comido lo que se resistió a derretirse a priori. Me gusta el sabor que se te queda en los labios después de nadar en el mar (aunque escuezan los ojos porque sigo insistiendo en abrirlos bajo el agua). Me gustan los mensajes de buenos días y de buenas noches. Me gustan los lápices de colores (y confieso que mi cuaderno de colorear). Me gustan las bolsitas transparentes de chuches, cerradas con un nudo. Me gusta sentarme en un parque a ver el atardecer y, a menudo, balancearme en un columpio (y eso sí que es irresistible). Me gusta encontrar viejos tickets de lugares que me hicieron feliz (un ticket de avión, de un día de cine, de un regalo especial). Me ilusionan las estrellas fugaces y mirar sin parpadear un cielo estrellado o una ciudad llena de luces. Y siempre me saca una sonrisa una sorpresa, aunque sea una nota encontrada sin querer en el bolso. Me gusta el helado de nata con galletas y hacer galletas caseras. Me gusta soplar las velas en la tarta de cumpleaños. Me gusta el sonido del chisporrotear de una candela. Me gusta el arroz con leche y las torrijas y las croquetas caseras (sobre todo cuando son inesperadas). Me gustan mis inseparables (aunque nunca, ninguno, como Zoe) y el ronroneo de un gato feliz saciado de caricias. Me gustan los labios y las uñas rojas. Me gustan las cuentas atrás para los días especiales. Me gustan las listas de cosas que hacer. Me gusta dar de comer a las palomas. Me gusta regalar pulseras de hilo. Me gusta (me chifla) ir a comprar material escolar. 

Y aunque mucha gente me considere infantil, yo me niego a que lo que queda de la niña que fui, acabe creciendo como lo hizo el resto de mí. Me niego, porque he conseguido mantener intacta la ilusión de comer patatas fritas "Los Rosales" en la playa o la noche de reyes o abrir un regalo o comprarme un vestido que me gusta. Porque pude trasladar la felicidad de esa niña que fui a cada año de mi vida y, porque yo nací en los 80's, pero una parte de mí, congelada, por esa mezcla de carácter y/o elección propia (porque siempre me resistiré a renunciar a la parte más pura de mi carácter, la que me ha ofrecido la mayor parte de los ratitos felices de mi vida) va a llegar niña a la tercera edad.

No me importa.
Aquellos que no entienden esta perpetuación de lo que fui, de lo que ellos mismos fueron un día, probablemente no conocerán jamás la ilusión de una manzana de caramelo, de una carta escrita a mano o de un paquetito de pegatinas. Y qué triste debe ser enterrar dentro a esa personita de ojos abiertos como platos con cada sorpresa, que ríe con los ojos y a veces, a menudo, se equivoca en este mundo tan adulto.


domingo, 6 de septiembre de 2015

Una cucharilla


La figurita del Roscón de Reyes de Diciembre de 2013.
La tapa de cartón de un bote de mantequilla de cacahuete.
Tres pendientes para la nariz.
Un par de perlas.
Un par de pendientes dorados con un brillante turquesa.
Una foto carnet.
Tickets de Mercadona.
Un carnet caducado.
La tarjeta de contacto del japonés de la calle Salado.
Primitivas.
El envoltorio de un conejo de chocolate de Pascua.
Agenda 2015 del Donante de Sangre.
Envoltorios de mariquitas de chocolate.
Una cucharilla.
Un rotulador turquesa que nunca más usé.
Una cajita de cartón llena con tapas de botellines de cerveza, una cinta amarilla, una pulsera de hilo en cuatro colores.
Cuatro dedicatorias para cuatro regalos de cumpleaños.
Un pendrive lleno de fotos y cartas.
Un marcapáginas dedicado.
Pulseras de colorines rotas.
Tarjetitas dedicadas.
Un mechón de cabello.
Un clip lila con forma de pie.
La pegatina caducada de la ITV.

Mi caja de tesoros está llena de tesoros.
Y cada uno de ellos es un pequeño corte de mangas al tiempo.
Porque mis recuerdos son mi Delorean.
Y contra eso, ni la arena de todos los relojes del mundo, cariño.


martes, 4 de agosto de 2015

Agravio Comparativo...

...o como quemar vivo a un niño de 2 años y quedar impune/sin pagar las consecuencias*.








*sólo si el asesino es israelí y el niño palestino.

martes, 28 de julio de 2015

Aún no sé...

Leo esos poemas que yo no escribí pero que parecen leer todo lo que yo sentí en algún momento del camino. Todas esas cosas que no te supe decir porque entre media se mezclaban cosas que gritaban mi dolor, mi ira y mi decepcion.
Me gustaría decirte que aun no entiendo como voy a ir a todos esos sitios sin ti, voy a ver esas películas, leer esos cómics, apuntarme a clases de sushi o comer sushi, sin ti. Aun no sé cómo voy a poder ir a la playa, saltar en paracaídas, salir hasta las tantas y ver salir el sol, sin ti.
Aún no sé con quién me voy a poner ese vestido negro, con cinturón, y quién me mirará con esos ojos que contengan todas esas palabras que nunca dices. Ni sé con quién estrenaré vestidos y camisetas que compramos juntos. No me hago a la idea de decirle a otra persona "¿me recoges a la salida de clase y comemos por ahí?" Eras tú quien debía recogerme los jueves al salir de Psicología, o cualquier día entre lunes y viernes al salir del ciclo. Eras tú quien me esperaría detrás de las rejas o a quien visitaría yo detrás de las rejas, llegado el momento. Ya no habrá esa canción que tantas ganas tenía de escuchar, ni notitas escritas en la agenda de 1987.
Pero seguiré acordándome de ti cada vez que haga cualquiera de esas cosas, aunque tú no estés. Los martes de Telepizza, los miércoles de cine, los jueves de monólogos, los viernes de frikeo y los sábados que teníamos para ti y para mí. Los domingos en casa viendo pelis. Y los lunes, que siempre encontrábamos alguna excusa para vernos. Ya no habrá más koalas abrazando cactus, llenando sus pelitos de púas mientras duerme, pensando en eucaliptos. Y el cactus que habrá a partir de ahora llevará las púas por dentro, supongo que en el fondo nunca se dio cuenta que de lo que debía defenderme era de sus propios sentimientos.

Aún no sé cómo podré seguir sin ti, porque quizás no pueda seguir sin ti. Quizás todo lo que haga sea evolucionar a otra versión de mí misma que entienda que no siempre se puede ganar, que la vida no siempre te premia, que a veces hay que intentar comprender aquello que queda fuera del alcance de nuestras propias decisiones. Porque la persona que soy ahora no comprende que tenga que decirte adiós porque ya no pueda quedarse aquí.
Aún no sé cómo podré seguir sin ti, quizás todo lo que necesite sea enterrar quien soy ahora y dejar renacer a la versión que entienda que a veces, la mayor forma de amor, es dejar libre a la persona que se ama. Alejarse. Dejarle encontrar la felicidad fuera de ti.
Aún no sé. Pero supongo que tendré que hacerlo.
Supongo que es cuestión de tiempo. Pero mientras tanto, seguiré preguntándome cómo voy a ser capaz de ser feliz sin ti, sin nuestros momentos de felicidad, sin nuestras risas y nuestra complicidad, nuestra intimidad, ese amor tan necesario.

Porque te quiero, me marcho.
Porque te quiero, te quiero libre.

Siempre juntos.

Tengo los pies extraños de andar descalza, el pelo revuelto, la camiseta arrugada.
Pienso en ese tatuaje de la clavícula que, de alguna forma, me recuerda a ti.
Porque tú y yo también somos como un tatuaje en la piel del paso del tiempo:
Puntuales, imborrables, inamovibles, eternos.

Porque aunque después de eso, andásemos en direcciones opuestas,
en ese instante exacto del tiempo estamos, como congelados.

Y no pudimos salir de allí, porque fuera de todo eso, sólo hay caos.
Y las personitas que fuimos, las que éramos estando juntos, nos odian un poco.
A ti, por ti y a mí, por mí. Con un poco de rencor, de regalo.

Y entonces sé que esas dos personas que fuimos siempre estarán juntos,
porque todo lo que pasamos hizo que nos convirtiéramos en parte de nuestras vidas,
y eso nos convierte hoy día en algo más que un recuerdo en el pasado.
Porque esas dos personas que fuimos y que murieron juntos estarán por siempre en mi recuerdo:
Aunque no volvamos a verlos, aunque no volvamos a cruzarnos.

lunes, 20 de julio de 2015

Cumpliendo 32

Ayer fue mi cumpleaños, un año más, pero siempre diferente.
Recuerdo cuando los 30 me parecían tan temibles y lejanos y una lista de metas se desplegaban entre estas y aquellos. Y llegaron, y pasaron, y volvieron a pasar y entonces entendí que los 30 no eran más que un número.

Como iba diciendo: ayer fue mi cumpleaños.
Y ha sido un cumpleaños especial, pero especial de verdad.
Y largo como una boda gitana.

El viernes cené con unos amigos en un buffet chino en el que me harté de sushi (uno de mis descubrimientos de los 31). El sábado un Koala me llevó a Jerez de compras (combo: en rebajas) y a cenar y a la vuelta me colmó de regalos, que no sólo fueron acertados, sino tremendamente especiales. El domingo estuve con mi familia, después de tantos años sin estar mis padres o sin estar yo. El domingo vi a mi abuela reír de nuevo, con un vestido de flores, después de tantos años de negro. Mi hermana hizo tarta y mi tía, pestiños. Hubo comida hasta reventar (barbacoa de sardinas), piscina hasta arriba, tarde de risas jugando a las cartas (y gané), velas que soplar, regalos increíbles, felicitaciones inesperadas y cuatro polizones llenos de plumas que vinieron conmigo a casa.

¿Qué más podría pedir? Ayer no sobró nadie y la única persona que faltó, estuvo en nuestros corazones. Porque quien quiso estar conmigo, lo estuvo. Y cuando es algo sincero, se nota y no hay excusas ni razones tontas para no estar.

Y así de bien le di la bienvenida a los 32. Así de bien llegó otro año.
Y entonces te das cuenta que has necesitado todo este tiempo para aprender que, cuando a veces te resistes a filtrar, la vida la hace por ti. Que quemar papeles la noche de San Juan no sirve de nada si además, no cultivas según que sentimientos y pensamientos en tu interior y que la semilla estuvo ahí todo el tiempo, esperando. Que una persona a la que no ves en años, puede darte más cariño que aquella que está ahí, pero sin estar. Que hay que entender que aunque tengo todo un año para tener 32, en algún momento de la vida lo echaré de menos y ha llegado el momento de hacer que cada instante reciba su valor preciso. Que de aquí a los 33 es probable que mi vida cambie (como siempre cambia, aunque no nos demos cuenta), especialmente este año que tantos planes tangibles tengo al alcance de la mano. Que probablemente a esta recién desprecintada edad esté más cerca de cumplir mis sueños de lo que lo he estado en mucho tiempo. Que quien quiere verme feliz, siempre encuentra la manera.

Por todo ello, gracias.






miércoles, 15 de julio de 2015

Verano de 2015

Un gofre con caramelo y helado.
Cartas magic y torneos.
Fruta fresca en macedonia y aguacates.
Agua salada, arena en los dedos.
Olor de colonia y corte de pelo.
Ofertas de trabajo.
Material escolar y matrículas de FP.
Cuadernos cosidos y canciones sin música.
Series que enganchan y series que alivian.
Conciertos. Fotos. Paseos.
Chocolatinas y pipas con sal.
Dormir tarde y despertar tarde.
Mi cumpleaños y regalos y sorpresas.
Almuerzos familiares y cenas con amigos.
Huelva, ese hogar de siempre.
Ropa nueva y camisetas viejas.
Tu ausencia que duele.
Un cactus y sus espinitas clavadas.

Yo sin ti. Sin siempres. Sin nuncas, nunca más.


lunes, 22 de junio de 2015

Que Te Vaya Bien...

Que ha llegado el momento, que ya no hay vuelta atrás.
Que debo -me lo debo- escribir y sacar todo el veneno que me va carcomiendo por dentro. Como a esas pobres palmeras infectadas, cuya madera se convierte en serrín. Y, desde fuera sólo se escucha el murmullo, pero por dentro sólo se puede esperar que pare, que pare todo, que acabe ya.

Escribe, déjate de tonterías.
Deja de esperar. Las cosas ya no van a cambiar, no van a ir a mejor. Si acaso, quedarían igual hasta que la más total y absoluta indiferencia acabe convenciéndote de que ya todo da igual. Y es que hay cosas que sólo dejan de doler, cuando dejan de importar. Mientras duela, ya no puede ir bien y, si no importa, entonces, bueno... si no importa ¿para qué más?

Teníamos algo. Lo habíamos construido, día a día, instante a instante, con sus momentos buenos y malos, sus peleas, sus berrinches, sus días de lluvia y sus días de sol. Un día estamos planeando viajes y escapadas y días de playa y agendas de listas interminables y, al siguiente, ya ni siquiera puedo saber si fue real. A estas alturas, que aún duele, porque importa, yo aún me pregunto si fue real, si para ti importó algo todo este teatrillo absurdo.

Tengo miedo de que escribir no me desinfecte esta vez. Tengo miedo de que todo esto no sean más que palabras vacías que se pierdan en el tiempo, que ya no encuentre consuelo ni calma en ellas. Tengo miedo de que hayas roto cosas que necesitaba para seguir viviendo, que no para seguir respirando. Tengo miedo de que esto sea todo lo que quepa esperar ya de la vida.

No te mereces el sufrimiento, ni siquiera eso. No te mereces el consuelo que da el sufrimiento. Deberías llevar por siempre toda esa amalgama de dolor dentro.

Soy una más.
Sólo eso, sólo una más, sin nombre ni rostro que algún día formó - o creyó formar - parte de tu vida.
Ya no... esto ya no sirve de nada. Ni siquiera esto.
Creo que nunca te perdonaré.
Creo que nunca jamás te perdonaré el dolor.

Que te vaya bien.

jueves, 11 de junio de 2015

Olor a Pan Recién Hecho


Hace unos días, mi médico de cabecera me dijo que íbamos a probar a eliminar la lactosa de mi dieta "in a regular basis" para ver si mi alien estomacal decidía hacer las maletas. Y yo, que nunca le había prestado mayor atención, ahora me veo leyendo las etiquetas de los helados y encontrando sólo polos sin lactosa a base de zumos y pensando si habrá yogures de chocolate o batidos que sepan rico. Empiezo a pensar que no. Y de pronto, todo lo que se me antoja es queso de untar, helados cremosos, nata en el flan, flan, croquetas, yogur de chocolate, chocolate (con leche) y un largo etcétera con alto contenido en lactosa.

Al final, la lactosa era sólo la excusa, y esto no es sólo una cuestión alimenticia, sino la esencia más pura del ser humano: desear lo imposible, querer lo inalcanzable y añorar lo perdido. Porque somos como esos niños que sólo queremos ese juguete abandonado durante tanto tiempo que ya ni siquiera sabemos dónde está. En el fondo nunca dejamos de ser esos niños, o actuar como tales, algo, que en un mundo tan desinfantilizado, no deja de tener su lado positivo. De que crecemos no hay duda y, en muchos casos, incluso logramos madurar un poquito pero, a veces tan sólo cambiando esos juguetes perdidos por amores perdidos. Y entonces damos vida a esas relaciones basadas en mantener una proporción equidistante entre la calidez del sentimiento y lo inalcanzable que se nos antoje la persona amada, olvidada, ansiada, sustituida, venerada, rota en mil pedazos.
El ser humano es egoísta, primitivo, caótico.
El ser humano es adorador de los retos antes que de ningún dios.
Pero es aterrador lo antojadizo del alma humana y lo tremendamente estremecedor que resulta que lo único que podamos amar de verdad sea aquello que ya no está, o quizás nunca ha estado, a nuestro alcance.
  
Y yo, que nunca he sido gran amante de los lácteos (quesos, yogures, leche) me encuentro preguntándome cuántas cosas más echaría tanto de menos desde el mismo instante en que se encontraran fuera de mi alcance. Qué parte de esa niña que vive en mi interior -para bien y para mal- echaría tanto de menos lo que no tiene, que dejaría de darse cuenta de todo lo que sí que tiene (metafóricamente, hablemos de patatas fritas, pastas y arroz, pizza, pepinillos agridulces, boniatos asados o mazorcas de maíz).

Yo no quiero que me quieras por inalcanzable, ni por reto, ni por nada que no sea querer -querer de verdad- la parte más genuina de mí misma. Yo no quiero ser la lactosa prohibida en la vida de nadie, sino ese pan de cada día -crujiente por fuera, tierno por dentro- que aún viéndolo, saboreándolo, teniéndolo a diario, te haga levantar la cabeza cuando cada mañana pases junto a la panadería. No quiero, no quiero ser la lactosa prohibida, no quiero ser anhelada por inalcanzable, sino ser amada como olor a pan recién hecho que te recuerde a casa.


Dejémonos de fertilizar con lágrimas el abono de las margaritas.
Porque al final, todas esas margaritas acaban deshojándose en un no.


viernes, 29 de mayo de 2015

Fortalezas


Siempre pensé que para mostrar fortaleza de carácter, había que ser duro, utilizar palabras duras, fingir que se carecía de sentimientos. Algo así como que al hablar fuera como el impacto de una piedra. Con el tiempo, me di cuenta que sólo intentaba parecer fuerte siendo cruel. Supongo que, al final, en piedra me fui convirtiendo yo.

Quererse está sobrevalorado

En realidad, sólo necesito un hilo del que tirar.
Un hilo que deshilvane los puntos, que desunidos, dejen una marca donde clavar la aguja, por donde pasar el hilo, por donde cerrar la herida... la próxima vez. 
¿Porque todos insisten en cerrar las heridas mientras yo insisto en abrirlas?
¿Será acaso cierto que siempre he sido una incrédula? ¿Que nunca he creído en los pespuntes que recomponen los trozos de un corazón roto por mil lados? Partiendo de la base que, mientras logramos encajar las piezas, la pena y el dolor vaya chorreando de las grietas y que, cuando por fin encajen, la herida ya esté desinfectada. Sino, queridos amigos, tendremos un gran problema.
Se me antoja que intentar recomponer un corazón roto en mil pedazos sería como sacar uno sano de la nevera en un día gris de otoño. El mismo frío, el mismo color blanquecino entristecedor, un esfuerzo desmedido para conseguir nada a cambio. Supongo que casi tan incoherente como creer que una coraza sirve de algo, cuando la alegría y la tristeza tienen la vampírica costumbre de sólo entrar si tú le dejas, si le invitas, si le abres la puerta. Y al final, da un poco igual, porque acabas pensando que airear el corazón de vez en cuando es incluso sano. Lo cierto es que, si yo soy una incrédula, vosotros unos ingenuos, pues no existe nada más peligroso.
Y entonces, si acabas dañando o dañado, dices adiós, pensando que con que tus labios lo pronuncien, tu corazón lo aceptará y ahí llegará la hecatombe, el final, la paz. Qué gran mentira. Al final resulta que los labios no son más que la máscara, mientras por dentro le pides al corazón que no salte, pidiéndote a ti misma que no te rompas en más pedazos (porque no hay marcas, aún, por donde hilvanar el corazón), que lo dejes ahí, que le dejes marchar. Al final resulta que no hay despedida más sincera que ese beso que se da, sabiéndose sustituto de un adiós.
Para quien crea en despedidas, dejadme contaros un secreto:
el adiós de palabra no sirve de nada - no es más que un trámite inservible -.
El adiós que realmente importa, el útil de verdad, ocurre más por dentro y es tremendamente ensordecedor.

Al final, resultó que quererse está sobre valorado, es como echar de menos, pero al revés.
Pues ¿acaso no echamos de menos tan sólo lo que hemos perdido?
Y yo, que no sé elegir, a ratos uno y a ratos otro, dejo pasar el tiempo mientras espero a ver si el corazón prefiere saltar sin cuerda o tirar con los dientes del hilo que pespunta dejando marcas, guiones, como invitando a saltar, sabiendo que después de esta, cualquier otra despedida será pan comido.




martes, 26 de mayo de 2015

lunes, 25 de mayo de 2015

Que Llueva Por Dentro

Tengo la necesidad, pero desconozco la manera.
Necesito escribir, pero no sé ni por dónde empezar, ni que palabras usar ni cómo seguir. Hace días que quiero coger el ordenador, ponerme a vomitar palabras hasta que dentro de los pulmones no me quede nada. Sin embargo, todo lo que consigo son frases sueltas, como pequeños dientes de león soplados al aire y, eso, eso no es suficiente. Eso nunca ha sido suficiente.
Mientras, he cambiado tus cosas de caja, se han acomodado en una especie de ataúd permanente, sabiendo que una vez ahí no han de volver a salir. He decidido por última y vez definitiva que ahora que esto no puede ir hacia delante y evidentemente, no puede ir hacia atrás, sólo me resta atarlo al suelo en este punto y continuar caminando, deseando que ningún hilo de mí misma haya quedado atado a él y que, al alejarme, vaya deshilachándose por dentro hasta dejarme desnuda. Porque entonces, el frío me helará desde fuera hacia dentro hasta acabar conmigo.

Pero, por ahora, esto es sólo como pasear descalza por el infierno. A ratos te duele alguna parte del cuerpo, que normalmente va más por dentro que por fuera, allí donde las tiritas sólo estorbarían, allí donde sólo quedan añicos que utilizar como tizas. Y, para apagar ese infierno, sólo deseo que llueva por dentro, que la lluvia arrastre todo el dolor, las motas de polvo en el aire, la suciedad, los recuerdos que ya no quiero en el inventario. Que la lluvia me cale que llegue tan hondo que moje los huesos, que borre tu recuerdo, que te borre para siempre de este infierno en que se ha convertido tu nombre, tus ojos, tus manos. 
Que llueva por dentro, que deshaga la rabia que sentía, convertida en esta tristeza de digestión lenta. Que la lluvia forme una cortina que no me deje ver que sigues con tu vida, inmutable, que no me deje ver que, si alargo los brazos, todo lo que puedo palpar es tu ausencia. Tan callado y tan vacío se ha quedado el escenario que sólo se escucha el eco de los latidos solitarios, de las gotas de lluvia que resbalan, que resbalarán, cuando llegue el tsunami.

Yo sólo quiero un milagro de lluvia que me deje el alma blanca y pura, limpia como un lienzo nuevo, sin ningún rasguño, bocado ni herida. Pero, sobre todo, por favor, que la lluvia que ha de venir borre la pena, que borre el dolor. Porque que nadie te engañe, el dolor no ennoblece, ni dignifica. El dolor sólo duele. Y es eso todo lo que aporta: a sí mismo per se, sin lecciones que no pudieran aprenderse sin él, sólo el vacío más total y absoluto.
Si el dolor es lo que nos hace humanos, disculpadme, proclamo mi rechazo a tal privilegio. Me rindo, no lo quiero. Dimito. A tener los ojos siempre cansados de estar tristes, de mirar gris. A imaginar que llegue la mañana de ese día en que sepa que ya jamás volveré a verte. Prefiero la inerte ignorancia.

A estas alturas sólo se me ocurre alejarme del lugar en que te conocí, tapar esos caminos que pueden ser andados en ambas direcciones, levantarme por la mañana pretendiendo que nada de todo esto ha ocurrido, que nunca te conocí, que nunca me conociste ni nos quisimos ni nos echaremos en falta. Que todos esas horas compartidas en estos 500 días no fueron más que 12.000 horas, que 720.000 minutos, que si nos quitamos a nosotros mismos de la ecuación, siguen sobrando 500 días (con sus miles de horas, con sus miles de minutos). Como si acaso eso pudiera hacerme no pensarte, no extrañarte, no quererte nunca más. Y te bloqueo y te desbloqueo y entonces decido irme yo.
Pero no puedo.
No puedo aceptar que, además de perderte, tenga que perderme yo.


domingo, 17 de mayo de 2015

Ni Cactus ni Koalas

Dolerá.
Dolerá porque tiene que doler.
Porque, aunque lo parezca, no estamos hechos de escarcha, de corcho, de cartón ni de madera.
Aunque nos recubra el corazón púas y cabello.
Porque la carne, los músculos, la sangre que nos mantienen vivos, todo ello, hace que las caricias, las risas, el alma también se doble - se doblegue - poco a poco sobre sí mismo, cuando el impacto de esos golpes de la vida sobre nosotros, nos hace caer de espaldas y sin respiración. Y entonces, quedamos hechos ovillos de incontrolables cabos sueltos, aunque sólo se vean las púas, aunque sólo se vea el cabello. Porque la oscura caja de Pándora está llena de rayos de sol y los hilos del alma están todo lleno de nudos.
Una gallina de chocolate, una piruleta de colores, un libro a medio leer.
Y yo no quiero que nada me recuerde a ti. Nunca más.
Yo no quiero esa canción (o cualquiera de ellas) cantando en nombre de nuestra historia, de la que nos apropiamos, sin saber cuándo caería el último granito de arena de nuestro reloj.
Enigma tristemente resuelto.

Sólo espero que recuerdes que los agujeros del alma no se tapan con tiritas.
Que los 'lo siento' no hablan más alto que las acciones.
Que ni tú y yo, felices, nunca más.
Que ni agendas ni aniversarios, ni Cactus ni Koalas, ni más risas secuestradas.


viernes, 6 de marzo de 2015

Quiero entrar en MHYV

He decidido que voy a hacer el casting para el programa "Mujeres y Hombres y Viceversa". 
Sí, sí, tal como lo lees. 
Si es un filón de oro, aunque tendré que hacer algunos cambios básicos en mi vida. Para comenzar, hempesar a escrivir asi. Supongo que podría adaptarme supongo q podria adaptarme. Kuestion d practik.
Os estaréis preguntando que cómo se me ha ocurrido semejante idea. No sufráis, que os lo cuento ahora mismo. Resulta que ayer, durante unos breves instantes, miré a los ojos a Telecinco cuando estaba en antena el programa Gran Hermano VIP (GHVip en adelante) y se me encendió la bombilla de las ideas y empecé a elucubrar en qué programa podría entrar y qué recorrido profesional podría tener en cada una de ellos. Entonces llegué a la conclusión de que lo mejor era realizar un combo. Como mi ideal es llegar a GHVip y ganar un pastizal por dar unos cuantos gritos, lloriquear, criticar y andar en un pijama de leopardo lila todo el día, finjiendo bajadas de azúcar pero aún no soy conocida en esos mundillos, lo ideal va a ser "MHYV" donde sólo te piden una cara bonita (tapada con unos 600 gramos de maquillaje), un pelo brillante (puedo utilizar extensiones) y un cuerpo cuidado (he empezado a correr y siempre quedan las fajas). 
Y eso sí, ya una vez llegara a GHVip, que es mi propósito en la vida a largo plazo, para el que me voy a preparar desde ya con ejercicios diarios como los explicados apenas unas líneas más arriba, podría empezar a forrarme a razón de unos miles de euros al día, más el premio final si lo consiguiera o, a unas malas, las galas y los platós concediendo entrevistas, exclusivas, a los que le seguirían las exclusivas de mis propias novedades vitalicias. ¿No lo veis? Si es que es un plan redondo, no puede fallar, lo mires por donde lo mires.
Yo no espero ganar los 65,000 euros semanales de la Esteban, porque no soy la princesa del pueblo ni los 50,000 de Kiko Rivera DJ, porque no soy hija de una tonadillera y hermana de otra famosilla de tres al cuarto (jamás osaría ponerme a la altura de tales semidioses mediáticos), yo que soy mucho más humilde, me conformo con unos cuantos miles al mes. Faltaría más. Si es que hay que entender que ser el hijo de una tonadillera o la ex de un torero tiene su trabajo, no se crean, que eso de levantarte por la tarde, tenerlo todo hecho, que por la calle te persigan las cámaras debe ser harto cansado (aunque luego no les importe airear su privacidad en un programa con cámaras 24 horas). Por todo esto yo nunca podría compararlos con un bombero, un policía, un profesor, un médico, un agricultor o un ganadero, que sólo nos educan, nos curan, nos salvan, nos protegen (en muchos casos) y cultivan/crían los alimentos de los que vivimos. Por ende, sus sueldos deben ser en proporción, mucho menores a los de la princesa y el DJ.

En resumen, que yo, lo que quiero en la vida, es tener una relación con un famoso (algo que me facilitaría probablemente entrar en MHYV) o ser la ex del hijo de o haber salido en la tele, aunque fuera de extra entre el público. Que eso me tendría la vida resuelta. Y entonces ¿quién quiere estudiar, culturizarse, formarse y dedicar su vida a una profesión digna cuando se puede tener un niño con x y lucrarse el resto de su vida? Pobres niños míos, que son para sus padres como una cuenta en Suiza, que se infla, se infla, se infla... y te mantiene toda la vida. Un negociazo, señores.

Así que si alguien sabe cuándo son los castings, avisadme, ke yo empieso a escrivir asi, me pongo aros, me maquillo como nunca y me dispongo a perder la dignidad pavoneándome por los platós contando cosillas... curiosas... perdiendo un poquito la dignidad y viviendo de ello. Pero eh, no le digáis a nadie que tengo una carrera, que sé idiomas, que he viajado y conocido culturas, que esos aquí en España son ciudadanos de segunda y los que realmente se merecen la admiración y el respeto del país son precisamente esos personajes ninis profesionales, sin cultura (ni, en muchos casos, educación) cuyo mayor mérito es el de no haber hecho absolutamente nada de provecho en su miserable vida.

Bueno, os dejo, que voy a salir a buscar pantalones de cuero, camisas de leopardo y una barra de labios rosa neón que resalte en mi piel bronceada y mi pelo rubio platino.

BESIS.


martes, 3 de marzo de 2015

"The Spectacular Now"

"¿Qué ha aprendido de todo ello y como le ha preparado para el futuro?
Reto, dificultad, futuro...

Me llamo Sutter K. y tengo 18 años. Si me comparo con otros chicos, no he tenido tantas dificultades. Me han ocurrido mierdas... Bueno, me han ocurrido cosas, eso seguro, pero es algo que siempre le pasa a todo el mundo ¿verdad? Pero el verdadero reto de mi vida, mi verdadera dificultad, soy yo. Siempre he sido yo. Hasta donde puedo recordar siempre he tenido miedo: miedo al fracaso, a decepcionar a la gente, a hacerles daño, a que me hicieran daño. Pensé que si mantenía la guardia y me centraba en otras cosas, en otra gente, si conseguía no sentir siquiera, tampoco sentiría ningún dolor, pero la fastidié. No sólo bloqueé el dolor, también bloqueé el resto de cosas, lo bueno y lo malo. Hasta que no quedó nada.
Está bien vivir sólo el momento pero la mejor parte del momento es que habrá otro mañana y voy a conseguir que merezca la pena.

Atentamente, 
Sutter K."

lunes, 2 de marzo de 2015

Pause

No sé qué escribir, pero presiento que es justo lo que más necesito en estos momentos.
Que lo he sentido cuando recogía la ropa seca del tendedero, en esta tarde de otoño tan de primavera, sin serlo aún, con ese cielo que parece arder enviando el fuego que no quema las cortinas de la habitación, cuando la brisa fuera te hace despejar toda la niebla de los siguientes tres años.
Creo que la necesidad está escondida bajo esta imperiosa fuerza que me empuja.
No sé para qué, ni qué, ni en qué, pero sé que no es una opción.
Decir que siento mi vida en pause, aquí, sin más contexto, quizás fuera un poco dramático.
No vendría a cuento.
Ni siquiera intentaría explicar el por qué.
La razón es que parece que estoy en un sueño, no por la belleza del momento, sino porque veo las cosas pasar pero no reacciono ante ellas (ni alegría, tristeza, ira ni aflicción), no siento nada, sencillamente las veo pasar desde fuera. Y no sé cuál es el siguiente paso.
Así que imagino que algo debo estar haciendo mal, para que la vida se me pase indiferente. Y no sé qué es, aunque intuyo que mi zona de confort está llena de agujas llenas de anestesia, sin capuchón y esparcidas por el suelo a su suerte...

(Incompleto)

sábado, 28 de febrero de 2015

El Paracaídas

Al final, da igual cuánto te prepares, cuánto lo dejes correr, cuanto tiempo dejes pasar antes de saltar al vacío. Al final, da igual, va a doler igual. Tus huesos igualmente se romperán en mil añicos, pero dará igual, no te darás cuenta, porque para entonces tu corazón ya habrá parado de latir.
Supongo que eso debe ser tirarte en paracaídas y que el paracaídas no se abra.
Eso he leído, que cuando no se abre, suele darte un infarto y ya no te das cuenta de nada más.
Así que lo preparas todo para saltar, sabiendo que la posibilidad está ahí, pero deseando que no seas tú el porcentaje de esos pocos con tan mala suerte. Pero no puedes dejarlo para siempre, si de verdad, de verdad, de verdad, deseas saltar.
Y saltas.
Y creías que no serías tú, pero sí, ahí está la estadística, la excepción, la minoría, golpeándote la cara (golpeándote, de hecho, cada hueso de tu cuerpo... y deben ser muchos). Ahí está el golpe, la caída, el dolor que no sientes porque ya estás muerto. Aunque entonces te pongas de pie, te sacudas de la ropa el polvo con la mano, te quites el paracaídas y sigas caminando.

domingo, 22 de febrero de 2015

Le Week-End

"- Mira, no soy tan idiota, pero Nick, estaba tan deprimido, me asfixiaba, me moría... Vi a todos los psiquiatras del Upper West Side hasta que por fin di con uno que, por supuesto, me dijo lo que yo quería oír. Y entonces, me liberó. Y una mañana abandoné a mi mujer sin llevarme ni el cepillo de dientes. Una locura total, acabé aquí. Pero entonces decidí volver a hacerlo todo otra vez: amor, matrimonio, hijos, y ahora estoy aquí disfrutando, manteniendo a la Mona Lisa fascinada y ella me adora. No ve mis defectos, aún, pero algún día los verá, en fin... los verá. ¿Soy un valiente o un imbécil?
- ¿Por qué has querido volver a pasar por todo eso?
- Porque soy vanidoso, porque soy ridículamente vanidoso, quiero ser adorado y esperado y escuchado ¿tú no?
- No comparto tu autoengaño
- ¿Por qué autoengaño? ¿En qué me engaño?
- En que abandonando a alguien eres libre..."

Le Week-end

jueves, 5 de febrero de 2015

Más de media hora sobrepasa la medianoche...

Algo más de la media hora sobrepasa la media noche. Y yo, que quería escribir algo más seguido y sigo dependiendo de la inspiración que a veces me atosiga... y a veces no llega.
Yo preferiría que la tristeza no sustituyera esa inspiración tan genuina, porque inspira igual, pero sólo cosas tristes.
Metida en la cama sin cenar, mastico almendras sin sal que caen en un estómago empalagado de las palabras que ya no salen por la boca. Y me duele la cabeza, de darle vueltas. Y creo que lo que cae por dentro, también va a parar al estómago. No sé lo que digo. Debe ser el cansancio.
Y es que, escribir sin ganas es casi como escribir sin intención o, directamente, no escribir.
Me duele la cabeza, pero escribo.
Con los ojos cerrados, escribo, sólo necesito los dedos y el teclado, automáticos los movimientos, como el ciego que llena una taza de café.
Hoy ha sido el día más emocionante y tristemente ensordecedor, de todo lo que va de año.Y así, de la intensidad de la alegría a la intensidad del dolor, me he ido desgastando, descamificando, lacerando.
Entre medias, como para darme una tregua, me he quedado dormida. Tan profundamente dormida, que me he despertado desorientada, creo que el cuerpo me lo pedía. Ahora vuelvo a estar en la cama, más de media hora sobrepasando la medianoche de un día cualquiera de primeros de febrero...



miércoles, 4 de febrero de 2015

10 Capricretos para 2015 :)

1.- Desayunar gofres con nata y chocolate.
2.- Ir al zoo.
3.- Ver la nieve.
4.- Apuntarme a una carrera.
5.- Ver 100 películas.
6.- Leerme 25 libros.
7.- Aprender a hacer sushi.
8.- Ir a un cine de verano.
9.- Vestirme de flamenca.
10.- Arreglarme el tatuaje.

domingo, 1 de febrero de 2015

Mis momentos favoritos contigo (2014)

El Año empezó hace casi un mes y sigue habiendo posts que quería haber escrito hace ya algunos días, pero a veces los vaivenes de la vida no te dejan tiempo para esos ratitos de paz. El punto es que cada año, cuando acaba, cuando comienza, me gusta pensar y elegir los mejores momentos del año anterior. Obviamente, suele ser muy complicado resumir en pocas líneas tantos momentos vividos y, si hay que priorizar, la gran mayoría se quedan fuera y, si en la lista de este año te hubiera incluido, me habría quedado aún menos margen para todo lo demás (porque, en otras palabras, muchos de los mejores momentos de este año han sido contigo).
Así que decidí, sin que sirva de precedente, crear una entrada paralela a esta dedicada a mis momentos favoritos de todos esos (que no son pocos) que hemos vivido juntos. Acabada esta mini-introducción, comenzamos:

Mi cumpleaños. Mi cumpleaños extra.
Tu cumpleaños. Tu cumpleaños sorpresa. Yo con la jaula en el coche. Tú con los ojos cerrados mientras intentaba llegar al Alamillo sin que te dieras cuenta.
Aquella noche en el Corner, bebiendo algo con tus amigos. Tu mirada.
La semana de hospital en que no nos separamos ni un momento. Dormir en el sofá. Estar ahí.
Aquella tarde en que me recogiste y nos fuimos a comer perritos calientes y pizza a IKEA. Recuerdo que compré dos jarroncitos por 0.50 céntimos, que me encantaban, pensando que los llenaría de flores secas de colores alegres.
Aquel día de Alamillo con toallas de playa y rayos de sol.
La barbacoa de hamburguesas de buey en casa de Migue. Y los juegos de mesa. 
La barbacoa de hamburguesas de buey en casa de Sund. Y el perrito mordiéndome los pies.
Aquel día de playa en que no nos bañamos porque hacía demasiado viento. Pero nos hartamos de comer helados y no paramos de reír.
El día de mi tatuaje, en que me acompañaste recién acabados de comer. Ambos paseando con sendos Monster a cuestas y un ataque de nervios extra para mí.
Cada una de las noches que hablábamos por teléfono antes de dormirme a las 10 porque tenía que levantarme a las 6.30 para ir a coger aceitunas. La ilusión de reencontrarnos el primer fin de semana que volví de Estepa. La cena en el Asador. 
Que al día siguiente vinieras a verme y nos pasaramos las horas al sol en el parque de detrás de casa.
El primer fin de semana que viniste a verme a Estepa. Que me esperaras con la comida hecha al volver del trabajo. La Feria Medieval. La tormenta a la vuelta. Que me quedara dormida viendo "Her".
Aquella noche de Agosto por Triana y aquel bar. 
Nuestro primer día de Navidad y la barbacoa en familia.
Nuestro baile y nuestras uvas el 31 de diciembre.
Nuestro paseo por Sevilla para ver el espectáculo de luz en la fachada del Ayuntamiento. Nuestras fotos juntos.
Aquel día de playa en el que no nos bañamos porque hacía frío. Pero comimos todo el helado del mundo y no paramos de reír.
La maratón de cine y la pizza que fuiste a buscar solo.
Y entonces, está cuando te intentaste colar en mi coche por la ventanilla del conductor, cuando me "robaste" un zumo en aquella campaña de donación de sangre, cuando desayunamos palmeras frente a "las lucecitas" justo antes de salir yo hacia Estepa, cuando fuimos a ver los fuegos artificiales en la Feria, cuando apareciste por sorpresa en el INEM mientras yo esperaba mi turno, cuando, tras regresar mi primer fin de semana de Estepa te habías pelado (después de aquella fiebre tuya de dejarte los pelos largos para hacerte trenzas), los miércoles de cine.

El japonés, el mejicano, el Papasá, el McDonald, el Telepizza, el Quini, la Choza, el chino de Ciudad Expo, Pizza Hut, los Pacos, el Burger King, el buffet libre chino, hermanos Morales, los cacahuetes, el Asador de Bormujos y el bar de carretera donde desayunamos a la vuelta de Cádiz.
Y la placita y las lucecitas y el mirador y nuestro sofá en Origen.
Y Sanlúcar y Pinomontano y Huelva y Estepa y Cádiz.
Y 2013. Y 2014. Y 2015.
Y tú. Y yo.




jueves, 29 de enero de 2015

Días en Estepa

Echo de menos Estepa.
Ni siquiera sé si por sí misma, por su gente, por su tranquilidad o por lo que allí viví. Pero la echo de menos. La echo tanto de menos, que no hay un día en que no me acuerde de ese mes escaso que me cambió un poquito, para siempre.

Muchos días, cuando me levanto sin nada que hacer, pienso en cómo aquellos días me levantaba y aún era de noche, cómo me abrigaba y nunca olvidaba la gorra (quién me lo iba a decir a mí). Cuando salía de casa, con todo oscuro, no había un alma en las calles estrechas, flanqueadas de casitas blancas, y mis pasos resonaban sobre los adoquines de piedra, excepto cuando creyendo que se avecinaba llovizna, me ponía mis botas de agua en las que acababan colándose terrones de tierra y piedra y que apartaba con los deditos de los pies hasta que tenía que quitármelas y dejar que cayeran. Pero daba igual, porque para cuando se me llenaban los pies de tierra, yo ya había visto amanecer entre los olivos y la sensación de paz me embargaba lo suficiente para dejar de darle importancia a esas cosas. 
Un rato después, sobre las 10.30 u 11 parábamos para desayunar, aunque yo lo hacía a desgana porque no tenía apetito aún pero agradecía esos 10' en los que poder sentarme en el suelo, muchas veces tierra húmeda, respirar aire fresco y que el sol me hiciera cosquillitas en la espalda.
Y acababa el jornal y llegaba a casa a las dos y algo, reventada pero satisfecha y me sentía bien y la espalda dolía un poco menos (supongo que la felicidad es el mejor analgésico), porque a esa hora ya había trabajado mis siete horas y tenía toda la tarde por delante. A esa hora, ya había aprovechado el día y había ganado, con mucho esfuerzo, mi jornal diario. Y me sentaba a comer en la terracita, muchas veces después de descansar un rato, y entonces casi se me hacía la hora de ver atardecer sobre la sierra. Charlaba con Patricia antes y durante y, a veces, también después, de trabajo, de olivos, de Córdoba y Sevilla. Y así se nos pasaban los ratitos muertos.
Y entonces estaban esos viajecitos al Mercadona, un par de veces por semana, en los que siempre caía algún caprichito innecesario con el que me mimaba (chocolate, patatas fritas, galletas) que muchas veces me hacían llegar a casa a la hora de cenar algo (sobre las 8) para poder acostarme temprano, tener esa charlita de cada noche y dormirme a tiempo de descansar mis siete horas en ese colchón envolvente y achuchable en el tomé la costumbre de abrazar mi almohada sonriente (nunca me ha quedado claro, pero creo que es una pieza de sushi con ojos).
Y estaban los paseos puntuales por las calles, donde a menudo olía a almendra tostada y canela. Y la sensación de ser una forastera medio a escondidas. Y estar por fin trabajando, aunque fuera lejos de casa, porque entonces algunos fines de semana estaban los viajecitos de vuelta a casa (esa sensación de pertenencia y de regreso al hogar) y los viajecitos de vuelta a Estepa (esa sensación de satisfacción personal y autosuficiencia)

Y por la noche, siempre esperándome, las estrellas, esas estrellas mágicas en un cielo azul, que probablemente sean las más bellas que haya visto en mi vida. Y les echaba un vistazo justo antes de meterme en la cama, sintiéndome bien.
Supongo que en eso consiste todo, en sentirse bien cuando te echas a dormir por la noche. Sentirte en paz, sentirte capaz.
Lo echo tanto de menos.
Pero tanto, tanto, que creo que lo echaré de menos para siempre y ese trozo de mí quedará siempre huérfano de los olores a canela, de las calles empedradas, de los olivos y las vistas a la sierra.



El Mundo de Magic

El mundo de Magic no es un juego de magia, estilo "Magia Borrás" (que todo sea dicho de paso, tenía cuando era pequeña), sino un juego de cartas bastante entretenido. El caso es que me encanta y me tiene enganchada desde que lo descubrí en mi época estepeña, octubre de 2014 (época que, por cierto, duró poco más que un suspiro).

En Wikipedia ofrecen este breve resumen de en qué consiste este juego:
"Magic: el encuentro, originalmente en inglés Magic: The Gathering y frecuentemente abreviado como Magic, MTG y Cartas Magic, es un juego de cartas coleccionables diseñado en 1993 por Richard Garfield, profesor de matemáticas, y comercializado por la empresa Wizards of the Coast. Magic es el primer ejemplo de juego de cartas coleccionables moderno, con más de seis millones de jugadores en cincuenta y dos países diferentes, permaneciendo vigente en la actualidad. Magic puede ser jugado por dos o más jugadores, cada uno de ellos usando un mazo individual. También existe una versión digital que puede jugarse on-line.
Cada partida de Magic representa una batalla entre poderosos magos. Llamados planeswalkers en el juego, cada uno de estos magos es uno de los jugadores de la partida. Los jugadores pueden usar hechizos (conjuros, artefactos, tierras, criaturas fantásticas, etc.), representados individualmente en cada carta, para derrotar a sus oponentes. De este modo, el concepto original del juego se inspira de forma notable en los duelos de magos típicos de los juego de rol tradicionales, como Dungeons & Dragons. La estructura del juego reemplaza los útiles usados en los juegos de aventura de papel y lápiz por una gran cantidad de cartas y unas reglas más complejas que la mayoría de otros juegos de cartas."

Y yo empecé jugando negro.
Luego me pasé al azul.
Luego mezclé azul y negro.
Y entonces asistí a mi primera presentación de expansión, el pasado 17 de enero. Y allí me hice un mazo tricolor (negro - azul - verde) como representante del clan Sultai (yo también me pregunto por qué la caja era de color berenjena, cuando las cartas eran negrazulverde). Sabía que no iba a ganar (y, obviamente, no gané) pero - y en este caso, sí - lo importante era participar. ¿Qué digo participar? Disfrutar, aprender, "pasarlo pipa".

Ahora que os he puesto en situación - que hayáis llegado hasta aquí ya merece mi más sincera felicitación -, quiero contar lo que me ha hecho hablar de este tema, aparte de querer compartir uno de mis mayores hobbies a día de hoy (cualquier excusa es buena para hablar de Magic).
Magic es un juego de cartas jugado sobre todo por seres del sexo masculino (de todas las edades), algo que he podido comprobar con mis propios ojos. Cuando voy a jugar a algún sitio, a veces hay tres o cuatro chicas, a veces hay alguna y, a veces, soy la única. Que cada vez que haya ido a jugar haya sido con mi novio (porque a él también les chiflan las Magic y nos gusta compartir esta afición) probablemente hará que muchos piensen que voy a acompañarle (nueva versión de la mujer florero), teoría que cae cuando ven que saco mi propio mazo del bolso. Idea que quizás entonces, sea sustituida por la de que juego porque él juega (versión 2.0 de la mujer florero).
Y podríais pensar que es mi teoría conspiratoria o imaginaciones propias y que los comentarios continuos de las pocas chicas que juegan a Magic descontextualizados ofrecen una imagen injusta. Podría ser. Pero dejadme que os cuente qué ocurrió el día de la presentación, el 17 de enero, cuando orgullosa me erigía como representante del clan Sultai.



Los datos son los siguientes:
El día consistía en seis rondas, cada una con un jugador elegido de manera aleatoria. 
Éramos, si no recuerdo mal, un 10% de jugadoras (6 de 60 jugadores).
En la primera ronda, me tocó el Koala. Como él sabe cuánto me gusta Magic, no cuenta.
En la segunda ronda, me tocó un chico muy amable. Nada que añadir.
En la tercera ronda, me tocó una chica que restaba números de una cifra con los dedos. A su lado, su novio perenne, le aconsejaba continuamente cómo jugar.
En la cuarta ronda me tocó una chica muy amable, que me dijo nada más empezar "¿tú también juegas por tu novio, no?" dejando al descubierto que ella sí.
En la quinta ronda, me tocó un chico que intentó ligar conmigo. Creo. No me queda claro. La cosa es que él también me preguntó (dos veces) que cómo es que había empezado a jugar a las Magic, que por qué (blablabla).  
En la sexta ronda, me tocó el novio de la chica dos. Muy agradable también.

De lo que se deduce, que de 5 personas (sin contar a Koala), una dio por hecho que jugaba porque mi novio jugaba y el otro parecía sorprendido o interesado de que yo (una chica) quisiera jugar a las Magic.
Supongo que, mientras se siga viendo estos entornos lúdicos como algo más propio del género masculino, donde las chicas que van, lo hacen porque sus novios juegan (aunque es cierto que es el caso de muchas de las pocas que he conocido) y no porque por motu propio, les guste el juego, habrá pocas féminas que se animen a probar estos juegos.
Sobre todo si algunos nos miráis como bichitos exóticos extraviados.

Fin.


lunes, 26 de enero de 2015

Películas de Octubre, Noviembre, Diciembre

OCTUBRE
1.- Her (2013)
2.- No es país para viejos (No country for old men, 2007)
3.- Gravity (2013)
4.- El Pasado (Le Passé, 2013)
5.- The Lunchbox (Dabba, 2013)
6.- Haz de tu vida una obra de arte (2013)
7.- Los Lunes al Sol (2002)
8.- Los Puentes de Madison (The Bridges of Madison County, 1995)
9.- La Hermandad
10.- La Bella y la Bestia (La belle et la bête, 2014)
11.- Al Filo del Mañana (Edge of Tomorrow, 2014)
12.- Equilibrium (2002)
13.- Plan de Escape (Escape Plan, 2013)


NOVIEMBRE
1.- Insidious 2 (Insidious: Chapter 2, 2013)
2.- Interstellar (2014)
3.- Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y Sus Locos Seguidores (Monty Python and the Holy Grail, 1975)


DICIEMBRE
1.- El amanecer del planeta de los simios (Dawn of the Planet of the Apes, 2014)
2.- Ninja Turtles (Teenage Mutant Ninja Turtles, 2014)
3.- Kárate a Muerte en Torremolinos (2003)
4.- Monstruos University (Monsters University, 2014)
5.- Big Hero 6 (2014)
6.- Los Últimos Días (2013)
7.- Un Plan Perfecto

domingo, 25 de enero de 2015

Año Nuevo, Vida Nueva

Año Nuevo, Vida Nueva, aunque ya estemos prácticamente acabando enero.
Pero nunca es tarde si la dicha es buena.
Y a quien madruga Dios le ayuda, pero en la cama se está más agustito.
Sin embargo, quien algo quiere, algo le cuesta.
Y...

Vale, vale, supongo que ya es suficiente de refranes populares. Es hora de ponernos manos a la obra. Y es que parece ser que todo aquello que no he escrito durante 2014 se me agolpa en la cabeza queriendo estallar y salirme por los ojos, por los oídos, por la boca, por los dedos e incluso por las puntas de los cabellos. Y, de pronto, necesito escribir, porque necesito dejar atrás. Y me agobio de todo lo que, de pronto, quiero y necesito hacer y escribir, y ver y escuchar, proyectos en los que embarcarme, cosas que llevan tanto tiempo esperando a que despierte.

And why all this fuzz?

Mañana comienzo un nuevo estilo de vida, un estilo de vida diferente a todo lo que haya probado nunca. ¿Dieta? sí. ¿Deporte? También. Pero no. Que siempre he querido hacer dieta para adelgazar y salía a desgana a andar para perder peso. Que estuve cuatro meses apuntada a un gimnasio. Que he hecho todas las dietas habidas y por haber sobre la faz de la Tierra.
Y todo eso es genial porque hay que cuidarse, hay que aprender a priorizar y que en la lista la salud esté arriba del todo, justito al lado de la familia. Y si la salud y el sobrepeso no son compatibles de ninguna de las maneras, la salud tampoco está garantizada a las personas delgadas.
Y entonces me di cuenta que el secreto no era estar delgada, sino estar sana, estar en forma. Que un cuerpecito delgado con la carne fofa me resultaba tan poco atractivo como un cuerpecito con unos kilitos de más.
Y me realicé un plan de ataque.
Y aquí estoy, dispuesta a conquistar todo aquello que siempre me negué por pereza.

Mañana comienzo a comer sano. Y eso incluye todo aquello de los dos litros de agua al día. Y comer pescado, por mucho que me cueste.
Mañana comienzo a hacer deporte de manera regular. La idea es llevar a cabo mi programa Couch Potato: en dos meses y algo prometen que la patatilla de sofá (en este caso Computer Potato, o sea, yo) será capaz de correr 10 kilómetros de un tirón. Y como todo eso de correr siempre ha sido mi meta pendiente (lo reconozco, una de tantas) he pensado que este año era tan perfecto como cualquier otro para ponerse a ello. Y aquí estamos, con unos botines preciosos deseando ser estrenados y la motivación que produce saberme capaz y dispuesta a correr mi primera carrera oficial entre abril/mayo de este mismo año (mañana me informo de las carreras que hay por esas fechas y me apunto a la que más me llame).
Mañana también retiro de mi vida los refrescos en todas sus formas. Los light también, sí, pues han resultado ser tan o más nocivos que los normales. Qué sorpresa ¿eh? Porque todo eso de no tener calorías está genial, pero lo que no dicen es que según un estudio del Instituto Nacional de la Salud, la ingesta más o menos frecuente de refrescos puede provocar depresión, siendo la probabilidad más alta si los refrescos son dietéticos. Tampoco dicen que estos refrescos no engordan pero sí dificultan la pérdida de peso. Y tampoco añaden la incomodidad de los gases que producen.
Mañana comienzo a utilizar champús sin siliconas, colorantes, parabenos ni demás químicos dañinos para el cabello. Sé que voy a estar un poco aleonada* los primeros días o semanas, pero prefiero conocer el estado real de mi cabello para poder cuidarlo que echarle mil potingues químicos para que esté suavecito (tener el pelo "bonito" pero "no-sano" sería el paralelismo peloso de estar delgadita pero "no-sana" y así, no).
Mañana comienzo a trabajar en mi proyecto de cambio personal. Y poco puedo añadir aquí, sólo que "a veces el camino más largo comienza y acaba en nosotros mismos" y "si insistimos en cerrar puertas mientras tapiamos las ventanas, no sólo nos negamos la felicidad sino la oportunidad de aprendizaje".

Que digo yo, de pronto todo parece un poco más mágico,
un poco más fácil,
un poco más esperanzador.