miércoles, 31 de octubre de 2012

Caña de azúcar

Masticábamos caña de azúcar, de cara a la pared, de espalda a las vías del metro, en aquella estación cairota. Tú, a mi derecha, evitabas mirar el reloj, sabiéndote tarde. Yo, a tu izquierda, evitaba pensar que tenías que irte, tan bien como estábamos, charlando, a la vista de todos. Esas vistas que miraban sorprendidas de que tú, un chico "barbudo" y yo, una chica extranjera, estuviéramos juntos a medianoche. En una estación de metro, en cualquier lugar de El Cairo - la localización, tan relativa -.
Apenas a 5 mins se encontraba mi casa, apenas a 90 mins se encontraba la tuya. Sin embargo, te quedaste, un ratito más, sin mirar el reloj, masticando conmigo caña de azúcar en aquella estación de metro.

Aún recuerdo que Mariam me compró ese vaso de trozos de caña de azúcar ese mismo día, unas horas antes. Y palitos de caramelo: normales y recubiertos de sésamo. El sésamo, algo que siempre me recuerda a ella. Y salabya - o Zálabya, qué más da -, toda una caja para mí, bolas de masa frita bañadas en miel que fui incapaz de terminar y acabaron en la basura. Cuánto daría ahora por volver a comer esa versión árabe de los churros de toda la vida. Recuerdo cómo me arrepentí de no llevar la cámara cuando me llevó a comer en aquel pequeño local de comida casera o "comida de la calle" al que desde entonces espero poder volver. Y que la comida siga sabiendo tan rica como aquel día. Pedí ta3ameya cairota o falafel alejandrino - sin tener nada que ver con los versos - y comencé a comerlas, una a una, intentando no llenarme demasiado. Pensaba cenar koshary aquella noche, con Ali. Pasé dos horas sentada con ella en aquel pequeño local en Zamalek, en una mesa de madera oscura que me recordó vagamente a la de comedor escolar. Charlamos durante todos los minutos que pudimos arañarle al tiempo. A las 5 tenías una reunión en 6 de Octubre, yo a las 4 había quedado en la Plaza Líbano, en Mohandessen. 

Recuerdo cuándo aquella mañana salí del piso, con mi falda larga llena - repleta - de pequeñas flores doradas, turquesas y fucsias y una camisa del mismo color que estas últimas. Una camisa que había comprado con Hossam en una de aquellas tiendas que había cerca de Carrefour. En Carrefour Maadi, después de horas buscando algo que no brillara ni tuviera dudosas mezclas de colores. Y que me gustara. Salí del piso como cada mañana, pensando que llegaría tarde, pero tuve suerte. De Sakanat Maadi a Sadat. En Sadat, un taxi a Zamalek. Todo por menos de un euro, todo por menos de 75 mins de mi tiempo.

Aquella mañana me desperté sabiendo que sería un gran día. 
Aquel día me desperté sintiéndome terriblemente enfadada. 
Aquella misma noche, no podía borrar la sonrisa de mis labios.
Y este fue tan sólo, uno de esos días geniales que pasé en El Cairo.
Y aquel fue... tan sólo... uno de esos días que echaré por siempre de menos.


29/30 de Octubre

martes, 30 de octubre de 2012

Destierro

Me he dado cuenta
que tus palabras
ya no me llegan,
ni me tocan
- ni siquiera llegan a rozarme -.

Me pregunto dónde estás
y dónde me he quedado,
y cómo es que nuestros pasos
tendieron a alejarnos.
Incluso cuando inmóviles,
intentamos evitar el destierro.

16 de octubre

lunes, 29 de octubre de 2012

Cookies y Helado






Metas

Escucho música de Quique González y recuerdo el haber olvidado cuánto me gustaban gustan algunas la mayoría de sus canciones. Sobre la cama tumbada, con el portátil descansando sobre mi regazo y la luz dando de lleno sobre mi pelo recién coloreado, me planteo cuánto ha cambiado y cuánto podría aún cambiar mi vida en los próximos meses.

Parecen tiempos de cambio, cambios que estoy provocando, hastiada de la monotonía que insiste en prolongarse de un día a otro. Pero los cambios no vienen, la mayoría de las veces, solos, tenemos que buscarlos, luchar por ellos o, sencillamente, tener un poco de suerte. Hoy, por ejemplo, decidí que era el día indicado para comenzar a cuidarme, porque un día por otro, se me va pasando el tiempo y hay cosas que he prolongado ya durante demasiado tiempo. Es el momento de acabar lo que empecé. Y empezar a trabajar en lo que me lleve a cumplir nuevas metas. Y es que el tiempo corre. Y no hace falta esperar a 31 de diciembres para plantearnos nuevos retos con los que crecer o mejorar como persona, en todos los niveles.

Para mí, hoy es el día.
Hoy comienzo a intentar cambiar mi vida.

viernes, 26 de octubre de 2012

Contraposiciones

Toda la vida repitiéndome 
cuán poco me gusta el frío,
el otoño y la caída de sus hojas, 
la lluvia, monótona y pausada,
las capas de ropa,
los días grises,
las tardes oscuras.

Para acabar dándome cuenta,
a estas alturas
de cuánto me gusta el sonido de la lluvia
golpeando mi ventana,
el crujir de las hojas secas
bajo mis pies,
los pañuelos en el cuello
los guantes de colores
y un vaso de cola-cao caliente
en la oscuridad de las mañanas invernales. 


(Me mantengo alerta,
esperando desterrar aquellos
falsos mitos que he mantenido vivos
a lo largo de mi juventud.
Es el momento de redescubrirse
al completo.)


jueves, 25 de octubre de 2012

Dos grandes amores - Paulo Coelho


Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos... Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella...

Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderéis para siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y os impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejareis de intentarlo… Os rendiréis y buscaréis a esa otra persona que acabaréis encontrando.

Pero os aseguro que no pasaréis una sola noche, sin necesitar otro beso suyo o, tan siquiera, discutir una vez más... Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estabais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza. Os librareis de él o de ella, dejareis de sufrir, conseguiréis encontrar la paz (le sustituiréis por la calma), pero os aseguro que no pasará un día en que deseéis que estuviera aquí para perturbaros. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.


Paulo Coelho

Hoy

Hoy puede ser un gran día.
Hoy va a ser un gran día

:)

miércoles, 24 de octubre de 2012

Viaje en metro

Recuerdo el trabajo que me costó esta vez tomar el metro por primera vez. Se encontraba a apenas 100 metros de casa, quizás menos. Un par de minutos a pie, quizás menos. Recuerdo que fui dándome largas los primeros días, pero tarde o temprano tenía que llegar el momento en que necesitara ir al centro y, con el tráfico que caracteriza la zona, lo mejor era siempre... precisamente... el metro. 
El primer día me recogieron en coche, necesitaba ir a Carrefour a por algo de comida, agua embotellada, una tarjeta sims y cambiar euros por libras egipcias. El segundo día, creo recordar que me quedé en casa. El tercer día, ya fue inevitable.

Así que me duché con tiempo, intentando evitar contranatura el llegar tarde. Necesitaba ir a la Opera, lo cual era fácil, conocía el camino, las estaciones, lo había hecho mil veces. Entonces ¿por qué este año parecía diferente? Salí a la calle, debían ser las 4, las 4.30 quizás y aún quedaba en aquel cielo abierto y teñido por la oscuridad noctura que parecía inevitable un poco de luz, como las sobras del día, lo que ya nadie quería. Anduve con paso firme, con mis gafas de sol y echando de menos mi mp3. 

Llegué a la taquilla, entregué mi libra, recibí el ticket amarillo y aburrido. Piqué, salí al andén, crucé de lado, busqué el compartimento sólo para chicas y esperé. 9 estaciones, dirección el Marg. Sadat. Cambio de ruta y una sola estación más, dirección Giza. 

Cuando salí del compartimento, me uní a una marea humana de rostros perdidos. Me mantuve alerta, subí las escaleras mecánicas. Y alguien me dijo hola, pero no miré... "Cristina", una cara conocida, se encontraba a tan solo dos metros de mí. Había llegado a mi destino. Sonreí.


martes, 23 de octubre de 2012

¿Qué me gusta de ti?

¿Qué me gusta de ti?
¿Qué me gusta tanto que no dejo de volver a ti

una vez tras otra?
¿Qué te hace inconfundiblemente bello?
No lo sé.
Yo misma me lo he planteado, una y mil veces,
pero creo que en el fondo...
sé que en el fondo...
no necesito ninguna respuesta.
Al amor no se le pregunta ni se le pone en duda
ni se le buscan razones ni explicaciones.
No hay nada en ti que no pueda encontrar,
quizás,
en otro lugar.

Apenas he vuelto, apenas te he dejado atrás,
ni siquiera moribundo, ni agonizando,
pues un hormiguero nunca nota la ausencia
de una de sus laboriosas y triunfantes hormiguitas,
sin embargo,
te echo de menos. No tanto como cabría esperar.
Dame tiempo y lo haré.

Querido Cairo, te echaré de menos
como suelo echarte de menos con el paso del tiempo.
Espera. Espera y verás.
Quizás para entonces, tenga una respuesta que dar.
¿Qué me gusta de ti?
¿Qué me gusta que no dejo de volver a ti
una y otra vez?