miércoles, 29 de junio de 2011

Algunas Impresiones

El Cairo sigue igual que como lo dejé, hace apenas dos veranos.
Sus calles, llenas de gente que van de un lado a otro, en relación antagónica con esos que, sentados a las puertas de sus tiendas, ven el tiempo pasar. Mientras beben té. O fuman. O miran a la gente que pasa.
Lo cierto es que aparte de los cambios políticos acaecidos este año, todo lo demás ha vuelto a su cauce. No noto demasiada diferencia, para mejor ni para peor. Lo que sí que hecho en falta son las hordas de turistas acalorados que estaban antes por todos lados y que ahora parecen haber desaparecido. Aún así, el ambiente está tranquilo y, a excepción de lo que comenzó ayer (y que no se sabe cuánto durará), el resto de la ciudad sigue como siempre.

Esto es algo que escribí el sábado 25 de junio:
"Ya estoy en El Cairo. Llevo apenas dos días aquí y ya tengo mucho que contar. Lo cierto es que el trayecto desde Sevilla se me hizo especialmente largo, probablemente porque pasé la noche en vela y las horas no pasaban sino que se arrastraban. Cuando llegué al aeropuerto de Madrid fui directa al baño, para abrir la maleta y asearme bien: tónico, crema hidratante, coloretes, desodorante. Luego desayuné una palmera de chocolate y batido (¡qué rico!) y me senté en el banco más alejado que encontré, a tres asientos de distancia de un chico joven que al poco me saludó. Y de una manera inimaginable (si lo llego a saber...) este murciano que viajaba a Ucrania se me acabó pegando (y eran tan sólo las 8.30am). Peki, se llamaba. "¿Peki, de pekinés?". Obviamente, no. Peki, de Pedro. Pedro, que estuvo conmigo hasta las 16.30 casi...

Tras cuatro horas de vuelo, aprisionada entre la ventanilla y una señora venezolana, llegué a El Cairo. El avión estaba compuesto por un 90% de chicos y señores egipcios, por lo que mi paseo hasta el baño en la cola del avión, bien podría haber sido un pase de modelos. Faltaban los flash de las cámaras y los aplausos al final.Al llegar, compré la visa (15$), pasé los controles y salí. Alguien a quien tengo mucho cariño, pero hace muchos años que no veía, me estaba esperando. Y me llevó a mi piso en Doqqi (Do'i ba2aa) después de pasar unos minutos por Tahrer. Y, antes de despedirnos para subir a mi piso, un zumo fresquito de tamarindo. Ahhhh... pero ¡qué rico!

Subí al piso, donde me esperaba Maria, mi compañera de piso rusa, una chica divertida y sociable. Y deshice la maleta, vestí la cama con alegres sábanas de perritos atigrados de orejas lilas (¡lilas!). Y ¿qué decir de mi piso?... Que me quedé encerrada en mi propio cuarto, que la ducha no hay quien la entienda, que hay un espejo apoyado en el water, que el timbre (pero eso no es nuevo) es el alegre trinar de un pájaro cualquiera. Lo cierto es que mi habitación es bastante grande y sencilla, con una cama gigantesca, mesita de noche, sofá y armario, un balconcito lleno de mantas y una gran ventana, desde la que esta noche vi amanecer. Pero tengo wifi y lavadora y un ventilador que va bastante bien y un montón de hormigas que por la noche, me hacen compañía."

martes, 21 de junio de 2011

Ratitos

Los ratitos como el de esta tarde
son los que me hacen sentir cierta pena por irme de viaje.
Qué curioso. Sentir nostalgia antes de haberme ido.

jueves, 16 de junio de 2011

Cada mañana

Cada mañana, siempre después de asearme, me dirijo a la cocina.
Saco el pan de la bolsa, lo corto, lo meto en la boca de hierro de mi tostador.
Y, hasta que el pan crujiente asoma de nuevo, tengo tiempo para
sacar el tomate, lavarlo, secarlo, cortarlo en rodajas,
sacar la leche, volcarla, edulcorarla, dar un sorbo,
tomar el salero, tomar el aceiterocoger un cuchillo y un plato.
Y pensar en ti.
Y entonces salta el pan, con ese sonido tan particular
y ese olor a mañana recién estrenada.
Y me doy cuenta de que es el momento de empezar mi día
sin ti en él.

martes, 14 de junio de 2011

Un chándal - Marwan

La música de Marwan ha sido una de mis descubrimientos musicales de 2010/2011.
A veces su voz se me antoja como un bálsamo reparador.
Esta es sólo una de sus muchas canciones... 



domingo, 12 de junio de 2011

Películas de Mayo

1.- Midnight in Paris (2011).
2.- Sin identidad (Unknown, 2011).

Adiós

Casi nunca digo "adiós", raramente utilizo las despedidas.
Aprendí desde muy joven que las consecuencias
de elegir mal las palabras, pueden llevar a decisiones irrevocables.
¿Yo? raramente utilizo las despedidas,
raramente digo "adiós".
Porque un adiós no tiene vuelta atrás,
un adiós, a secas, no tiene remedio.

"Hasta luego", "hasta pronto", "hasta más ver"
como si no hubiera más de una solución lingüística
a una despedida que pretende no serlo.
Porque un "adiós" no tiene vuelta atrás,
porque un "adiós" es para siempre.

Porque a fin de cuentas, un "adiós" no es sólo
una palabra, dos sílabas, algunos fonemas,
un "adiós" es un final,
una barrera infranqueable
que no lleva a ningún sitio.
Porque ese sitio ya no existe.

¿Yo? Raramente digo adiós.
Porque cuando lo digo... es para siempre.

jueves, 9 de junio de 2011

Te leo a oscuras

Leo lo que escribes sin que lo sepas,
sin que te des cuenta, o eso espero.
Releo una y otra vez los poemas
que me dibujan en la ausencia.
Me sorprende saber que en tu día a día
aún queda tiempo para mi recuerdo.
Ese que aún no se ha ido,
ese que se acabará desvaneciendo.

Una llamada

Una llamada sorprendiéndome
cuando menos la esperaba,
después de tanto, tanto tiempo.
Dos años que han pasado sin escuchar esa risa.
Dos horas que han parecido veinte minutos
Y tantas historias resumidas en silencios.
Dejando atrás los reproches,
los malos momentos, los errores.
Y de pronto, parece como si hoy fuera ayer
y el mañana no fuera a llegar nunca.
Y hoy parece que fuera a darme cuenta
que vuelvo a tener 22 años.