Tengo los pies extraños de andar descalza, el pelo revuelto, la camiseta arrugada.
Pienso en ese tatuaje de la clavícula que, de alguna forma, me recuerda a ti.
Porque tú y yo también somos como un tatuaje en la piel del paso del tiempo:
Puntuales, imborrables, inamovibles, eternos.
Porque aunque después de eso, andásemos en direcciones opuestas,
en ese instante exacto del tiempo estamos, como congelados.
Y no pudimos salir de allí, porque fuera de todo eso, sólo hay caos.
Y las personitas que fuimos, las que éramos estando juntos, nos odian un poco.
A ti, por ti y a mí, por mí. Con un poco de rencor, de regalo.
Y entonces sé que esas dos personas que fuimos siempre estarán juntos,
porque todo lo que pasamos hizo que nos convirtiéramos en parte de nuestras vidas,
y eso nos convierte hoy día en algo más que un recuerdo en el pasado.
Porque esas dos personas que fuimos y que murieron juntos estarán por siempre en mi recuerdo:
Aunque no volvamos a verlos, aunque no volvamos a cruzarnos.
Pienso en ese tatuaje de la clavícula que, de alguna forma, me recuerda a ti.
Porque tú y yo también somos como un tatuaje en la piel del paso del tiempo:
Puntuales, imborrables, inamovibles, eternos.
Porque aunque después de eso, andásemos en direcciones opuestas,
en ese instante exacto del tiempo estamos, como congelados.
Y no pudimos salir de allí, porque fuera de todo eso, sólo hay caos.
Y las personitas que fuimos, las que éramos estando juntos, nos odian un poco.
A ti, por ti y a mí, por mí. Con un poco de rencor, de regalo.
Y entonces sé que esas dos personas que fuimos siempre estarán juntos,
porque todo lo que pasamos hizo que nos convirtiéramos en parte de nuestras vidas,
y eso nos convierte hoy día en algo más que un recuerdo en el pasado.
Porque esas dos personas que fuimos y que murieron juntos estarán por siempre en mi recuerdo:
Aunque no volvamos a verlos, aunque no volvamos a cruzarnos.
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