martes, 28 de julio de 2015

Aún no sé...

Leo esos poemas que yo no escribí pero que parecen leer todo lo que yo sentí en algún momento del camino. Todas esas cosas que no te supe decir porque entre media se mezclaban cosas que gritaban mi dolor, mi ira y mi decepcion.
Me gustaría decirte que aun no entiendo como voy a ir a todos esos sitios sin ti, voy a ver esas películas, leer esos cómics, apuntarme a clases de sushi o comer sushi, sin ti. Aun no sé cómo voy a poder ir a la playa, saltar en paracaídas, salir hasta las tantas y ver salir el sol, sin ti.
Aún no sé con quién me voy a poner ese vestido negro, con cinturón, y quién me mirará con esos ojos que contengan todas esas palabras que nunca dices. Ni sé con quién estrenaré vestidos y camisetas que compramos juntos. No me hago a la idea de decirle a otra persona "¿me recoges a la salida de clase y comemos por ahí?" Eras tú quien debía recogerme los jueves al salir de Psicología, o cualquier día entre lunes y viernes al salir del ciclo. Eras tú quien me esperaría detrás de las rejas o a quien visitaría yo detrás de las rejas, llegado el momento. Ya no habrá esa canción que tantas ganas tenía de escuchar, ni notitas escritas en la agenda de 1987.
Pero seguiré acordándome de ti cada vez que haga cualquiera de esas cosas, aunque tú no estés. Los martes de Telepizza, los miércoles de cine, los jueves de monólogos, los viernes de frikeo y los sábados que teníamos para ti y para mí. Los domingos en casa viendo pelis. Y los lunes, que siempre encontrábamos alguna excusa para vernos. Ya no habrá más koalas abrazando cactus, llenando sus pelitos de púas mientras duerme, pensando en eucaliptos. Y el cactus que habrá a partir de ahora llevará las púas por dentro, supongo que en el fondo nunca se dio cuenta que de lo que debía defenderme era de sus propios sentimientos.

Aún no sé cómo podré seguir sin ti, porque quizás no pueda seguir sin ti. Quizás todo lo que haga sea evolucionar a otra versión de mí misma que entienda que no siempre se puede ganar, que la vida no siempre te premia, que a veces hay que intentar comprender aquello que queda fuera del alcance de nuestras propias decisiones. Porque la persona que soy ahora no comprende que tenga que decirte adiós porque ya no pueda quedarse aquí.
Aún no sé cómo podré seguir sin ti, quizás todo lo que necesite sea enterrar quien soy ahora y dejar renacer a la versión que entienda que a veces, la mayor forma de amor, es dejar libre a la persona que se ama. Alejarse. Dejarle encontrar la felicidad fuera de ti.
Aún no sé. Pero supongo que tendré que hacerlo.
Supongo que es cuestión de tiempo. Pero mientras tanto, seguiré preguntándome cómo voy a ser capaz de ser feliz sin ti, sin nuestros momentos de felicidad, sin nuestras risas y nuestra complicidad, nuestra intimidad, ese amor tan necesario.

Porque te quiero, me marcho.
Porque te quiero, te quiero libre.

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