jueves, 6 de mayo de 2010

Hoy...

Hoy, me gusta escribir. Me gusta sentir que, mediante palabras, la frustración, el miedo, la tristeza, son transcritas al papel o derramadas sobre los bytes de este, otro blog más. 
Hoy, me gusta pensar que cada esfuerzo dedicado, cada intento, tendrá recompensa. Quizás no ahora, quizás no mañana. Algún día, no tengo prisa. 
Hoy, no intento evitar sentirme como me siento. Hoy, hace días, que recibo noticias tristes (y que probablemente no lo son), no tengo ni ganas ni ansias de mostrarme más fuerte de lo que soy. 

Hay veces en que nos empeñamos en que el pasado forme parte del futuro. En que los planes, recios, no varíen, en que queden impermutables durante el mayor tiempo posible por miedo al cambio. Se me olvida, a veces, que la vida es puro cambio. Constantemente. Que no va a dejar de hacerlo por nada, por nadie. Y no debería olvidarlo, pues mi nueva actitud toma como base el cambio, hacia mejor, la sustitución de hábitos dañinos por otros saludables, cambiar todo aquello que me disgusta, empezando por la actitud, los deseos y las metas en la vida. 

Hoy, he olvidado eso, pero debo dejar que la vida siga como ha de seguir, sin interponerme con caprichos desmedidos, sacados de contexto, que ya no tienen ningún valor. Para nadie.
Ni siquiera para mí.



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