Para. Respira hondo. Deja de pensar en lo que te preocupa.
Sí, tú. Espera un momento, dedícate un momento. Sólo para ti.
A veces, o siempre, la vida es el ahora.
No quiero decir que sea malo tener sueños
- de hecho, yo tengo un buen puñado -
pero mientras esperamos a que se transformen
y sean parte de nuestra realidad,
vamos a hacer algo que haga que este momento merezca la pena
y no sea sólo recordado como el camino
a esas ilusiones que nos esperan en el futuro.
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