jueves, 21 de octubre de 2010

Notas de una guitarra

Anoche quise escribir, cuando al volver a casa, sin que mis pies tocaran el suelo, me metí en la cama. Me pudo el cansancio, mas no el sueño, pues este ya estaba ocurriendo. Y me dormí, pensando en ti.
Dormí, después de un fallido intento de escribir algo en el móvil
"Podría pasar el resto de mi vida en noches como esta... Calentando mis frías manos en la calidez de tu piel. Dejándome sorprender con esa canción que escribiste para mí, por mí... Verte mirándome a través del objetivo. Extasiarme embobada al verte cantar a la luz de esa farola. 
Tu sonrisa es mi tesoro, que atesoro robándotela de improviso." 2:55am, 21 de octubre. 
Pero mis dedos se fueron aflojando, los músculos relajados, y caí entre mi sábana y mi plumífero, como si se tratara de un barranco.
Dormí recordando tu mirada. Ese brillo en tus ojos. Esa canción. Y se me humedecen los ojos y se me ensancha la sonrisa. Cuando los acordes empezaron de pronto, no había nada más para mí, nadie más que tú y yo, y allí estabas tú cantándome sólo a mí. 
La púa que te "robé" para darte la sorpresa y que acabó siendo mía. 
Tu abrazo. Tu sonrisa. Tu sonrisa... Tu sonrisa.



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