martes, 24 de septiembre de 2013

No quiero llorar

No quiero llorar.
No quiero llorar, por ti.
Y ahora tengo que elegir
entre aferrarme al vuelco de mi corazón
o dar rienda suelta al regusto metálico de mi boca.
Dios mío.
¿Cuánto tiempo lleva ese papel garabateado
entre las hojas de mi libro de viaje?
- Aquel que no abrí un solo instante,
siendo el estar contigo mil veces mejor -
¿Cuánto tiempo habrán reposado esas letras
escritas con lápiz en ese día,
en esas líneas azules de una agenda,
entre dos hojas cualquiera
de una novela escrita en tinta negra?
Te echo terriblemente de menos,
pero no quiero llorar,
porque llorar significaría admitir la derrota
que intento evitar sentir al hablar contigo.
Te echo terriblemente de menos,
más de lo que esperaba pudiera acumular en tan pocos días,
probablemente más de lo que yo misma estoy dispuesta a admitir.
Quizás "sólo" sea miedo a perderte
y con ello, perderme de conocer la mejor versión de mí;
quizás "sólo" sea miedo a no volver a verte,
quizás "sóló" sea Miedo, a secas,
porque ahora veo que hay batallas
que no me corresponde luchar a mí.

"Por fin, tú. Por fin, yo.
Por fin, el equilibrio.
Y nuestra lista... pronto interminable... de cosas por hacer"

No hay comentarios: