jueves, 11 de agosto de 2011

Dime con quién andas

Hoy un amigo ha escrito "Aquí no hay extraños, sólo amigos a los que aún no has conocido". Más tarde, otro gran persona ha dicho‎, "todos los hombres y mujeres están conectados por una energia que muchas personas llaman amor, pero que es, de hecho, el material en bruto con el que el Universo fue hecho. Esta energía no puede ser manipulada" (Paulo Coelho).
Eso me ha hecho plantearme la posibilidad de que los hombres y mujeres que vivimos en la Tierra (¡cómo si los hubiera fuera de ella!) éramos, al nacer, lienzos puros, listos para crear adultos cuyas almas (llamadlo espíritu, escencia, alma o como se prefiera) estaban preparadas para formar parte de algo mayor, conectados entre sí y con el Universo a la vez, quizás incluso me atrevería a agregar "en un ciclo natural de reencarnación". Entonces ¿qué nos hace sentir rencor, odio o desavenencias? ¿Es nuestra actitud innata a llevarnos bien ensuciada derrocada por nuestro desarrollo, educación y circunstancias? ¿O digamos que son nuestras diferencias culturales, religiosas o personales las que nos alejan de los demás?

En fin, que no me lo creo. Al menos, no en su totalidad.
No creo que sólo por ser seres humanos podamos llevarnos bien.
A veces, todo lo que tenemos en común es que formamos parte de la misma especie. Poco más.
Yo, por ejemplo, encuentro bastantes dificultades para dejar que mi filtro personal deje a más personas de la cuenta entrar en mi vida. No hablo de conocidos, vecinos, compañeros de clase. Hablo de Amigos. Para ser sinceros, ni siquiera siento una mínima afinidad o cariño hacia algunas personas con las que, todo hay que decirlo, sólo comparto carga genética, familiares con los que no tengo nada en común más que un poco de ciencia.

Y es que la amistad es un vínculo basado en la conexión, la confianza y el entendimiento. Algo totalmente incompatible cuando juntamos caracteres que chocan entre sí. Porque aunque a un nivel emocional "los polos opuestos se atraen", "dime con quién andas y te diré quién eres".

Y es que, "más vale solo que mal acompañado".


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