viernes, 18 de enero de 2013

Carretera Secundaria

Hoy he tenido una especie de iluminación casi-divina.
Llevo días planteándome seriamente la opción de dedicarme a la enseñanza y, quién me conozca un poquito, puede imaginar la angustia que me produce y lo poco acostumbrada que me siento al enfocar mi vida hacia tales derroteros. Ahora que me lo planteo como opción "real", hay muchos matices de los que no me había percatado anteriormente y que ahora me pillan un poco por sorpresa. Y no todos son malos. Y eso, me pilla aún más por sorpresa.
La cosa es que no quiero dejarme arrastrar hacia una vía profesional que no haya meditado con el suficiente detenimiento y la consiguiente determinación. Y ¿por qué habría de hacerlo? Es una opción demasiado arriesgada, incluso para mí. La suerte (o la mala suerte, según se mire) ha querido que hasta septiembre tenga que dedicarme a otros menesteres (el carnet de conducir, exámenes de inglés, etcétera) pero lo cierto es que mirando el vaso medio lleno (por una vez), el tiempo me da la oportunidad de buscar carreteras secundarias antes de lanzarme de lleno a la piscina. 
He de reconocer que darle una vuelta completa a la vida puede asustar un poco, enfrentarse a los miedos, hacer algo diferente a lo que siempre has querido para ti mismo. Quien sabe si el destino me está obligando, a su manera, a encontrar una verdadera opción para mi realización personal. O si, por el contrario, me está ayudando a darme cuenta de una vez y por todas de qué quiero hacer con mi vida. A estas alturas, que el tiempo insiste en llevarme la contraria, yo tengo un aliado mucho más fuerte que es haberme dado cuenta que hay decisiones en la vida que tienen fecha de caducidad.

Comienzan los que, probablemente, sean los ocho meses más importantes en mucho, mucho tiempo.

"Festina Lente"


1 comentario:

Arturo dijo...

Lo siento, no creo en la vocación como tal entendida como algo concreto, materializado en una profesión concreta. Es cierto que existen doctores, profesores, enfermeras, todos ellos en unos trabajos que consideramos como vocacionales. Pero me pregunto, ¿serían menos felices y dichosos haciendo otra cosa en la vida?. No se, me planteo que realmente la vocación es una mezcla de ilusión y sentido comunitario, sentir que haces bien a los demás, estés donde estés. No quiere decir que se deba a estar a gusto en todo tipo de trabajo, o con todo tipo de condiciones. Creo que debe ser recíproco para que la vocación se de, de la persona al trabajo y del trabajo a la persona. Quizá piense así porque hoy día hay que ser trotamundos laboral, pero en fín, puedo estar equivocado.