Intento escribir sin saber, sin sentir si he vuelto. Intento escribir desde la distancia que me provoca mi necesidad de protegerme. Parece que las palabras, incluso ajenas, en el exterior duelen más. Parece que si salen de tu boca, de tus dedos, de tus ojos, duelen más. Parece que en el interior están a salvo y son menos reales, más controlables, más maleables.
Pero dentro te destrozan, te carcomen, te van devorando con mil dientes y arañándote con patas de mil garras, hasta hacerte el alma jirones. Y al final no sabes si prefieres que las verdades que no quieres enfrentar te devoren por dentro o te deshagan por fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario