sábado, 25 de enero de 2014

Cuando el Sol se va

Hay fuegos que no brillan sino en la oscuridad.
Y hay fuegos que no están hechos para alumbrar,
sino para dar calor. 
Hay otros que lo que tienen de belleza
lo carecen de utilidad. 
Hay fuegos que queman por su cercanía
y fuegos con cuyo recuerdo son capaces de quemar.
Que el sol no sea motivo de lamentaciones,
pues cada fuego, en su capacidad, es más que suficiente 
para desafiar a la oscuridad que deja aquel cuando se va, 
para dar calor cuando aquel se va,
para hacer que la mariposa baile, feliz, cuando aquel se va,
pues, a fin de cuentas, el Sol para la mariposa
- que no puede atravesar el Ozono y acercarse a él -
no es más que un dios pagano, un amor imposible,
el inalcanzable astro, que quema tanto
que a veces le hace olvidar la razón de su aleteo.

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