martes, 7 de enero de 2014

A Sus Majestades, los Reyes de Oriente




Este año no he escrito carta a sus Majestades, los Reyes de Oriente.
La verdad es que creo, no la necesitaba. Estaba todo en mi cabeza, tanto lo que quería
como lo que no quería. Tanto lo que necesitaba conseguir como aquello de lo que necesitaba desprenderme. Y entre ellos, todo tipo de artículos del más diverso origen y uso.
Sé que este año he debido portarme bien, ni siquiera he necesitado ponerlo por escrito.
Y ya tengo mi libro electrónico, mi antología poética del desconocido J. Sabines y la ilusión de
todo un año que espera, paciente, que le saque partido. 
Este año los Reyes Magos me han traído ilusión, fuerza y risas.
Y una cajita llena de mariquitas de chocolate.
Y pendientes. Y mariposas. Y toda la suerte del mundo.
(Esto debe ser todo aquello que hablan del karma y tal...)
Y una lista de cosas pendientes por hacer. Y las ganas para llevarlas a cabo.
Lo cierto es que este año ya no pido tiritas ni corazones nuevos.
El mío está raído, pero funciona (y, a ratos, me hace feliz). Y está lleno de arañazos y cortes, pero oye ¿qué mejor que esos huecos para usarlos como escondite?
Es uno de esos lugares básicos en los que la gente nunca busca respuestas.


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