¿Sabes qué? Me alegra tanto haberte vuelto a ver.
Podría pasarme las horas muertas hablando contigo, da igual de qué, cuándo o dónde. Las palabras fluyen, enlazando temas y da igual cuánto tiempo haya pasado... siempre parece como si fuera ayer.
Y ¿sabes qué? Que lo he echado tremendamente de menos. Y no quiero echarlo de menos nunca más.
Porque a veces - a menudo - me equivoco, pensaba que no volvería a verte. O que, en el mejor de los casos, sería como aquellos últimos cafés... Sin embargo, qué bien sienta darme cuenta de mi error.
Y ¿sabes qué? que es bonito que, a pesar de todo, aún tengamos la capacidad de reírnos francamente. Y de dejar que la risa estalle como cristal... entre los cristales.
Podría pasarme las horas muertas hablando contigo, da igual de qué, cuándo o dónde. Las palabras fluyen, enlazando temas y da igual cuánto tiempo haya pasado... siempre parece como si fuera ayer.
Y ¿sabes qué? Que lo he echado tremendamente de menos. Y no quiero echarlo de menos nunca más.
Porque a veces - a menudo - me equivoco, pensaba que no volvería a verte. O que, en el mejor de los casos, sería como aquellos últimos cafés... Sin embargo, qué bien sienta darme cuenta de mi error.
Y ¿sabes qué? que es bonito que, a pesar de todo, aún tengamos la capacidad de reírnos francamente. Y de dejar que la risa estalle como cristal... entre los cristales.
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