Año Nuevo, Vida Nueva, aunque ya estemos prácticamente acabando enero.
Pero nunca es tarde si la dicha es buena.
Y a quien madruga Dios le ayuda, pero en la cama se está más agustito.
Sin embargo, quien algo quiere, algo le cuesta.
Y...
Pero nunca es tarde si la dicha es buena.
Y a quien madruga Dios le ayuda, pero en la cama se está más agustito.
Sin embargo, quien algo quiere, algo le cuesta.
Y...
Vale, vale, supongo que ya es suficiente de refranes populares. Es hora de ponernos manos a la obra. Y es que parece ser que todo aquello que no he escrito durante 2014 se me agolpa en la cabeza queriendo estallar y salirme por los ojos, por los oídos, por la boca, por los dedos e incluso por las puntas de los cabellos. Y, de pronto, necesito escribir, porque necesito dejar atrás. Y me agobio de todo lo que, de pronto, quiero y necesito hacer y escribir, y ver y escuchar, proyectos en los que embarcarme, cosas que llevan tanto tiempo esperando a que despierte.
And why all this fuzz?
Mañana comienzo un nuevo estilo de vida, un estilo de vida diferente a todo lo que haya probado nunca. ¿Dieta? sí. ¿Deporte? También. Pero no. Que siempre he querido hacer dieta para adelgazar y salía a desgana a andar para perder peso. Que estuve cuatro meses apuntada a un gimnasio. Que he hecho todas las dietas habidas y por haber sobre la faz de la Tierra.
Y todo eso es genial porque hay que cuidarse, hay que aprender a priorizar y que en la lista la salud esté arriba del todo, justito al lado de la familia. Y si la salud y el sobrepeso no son compatibles de ninguna de las maneras, la salud tampoco está garantizada a las personas delgadas.
Y entonces me di cuenta que el secreto no era estar delgada, sino estar sana, estar en forma. Que un cuerpecito delgado con la carne fofa me resultaba tan poco atractivo como un cuerpecito con unos kilitos de más.
Y me realicé un plan de ataque.
Y aquí estoy, dispuesta a conquistar todo aquello que siempre me negué por pereza.
Mañana comienzo a comer sano. Y eso incluye todo aquello de los dos litros de agua al día. Y comer pescado, por mucho que me cueste.
Mañana comienzo a hacer deporte de manera regular. La idea es llevar a cabo mi programa Couch Potato: en dos meses y algo prometen que la patatilla de sofá (en este caso Computer Potato, o sea, yo) será capaz de correr 10 kilómetros de un tirón. Y como todo eso de correr siempre ha sido mi meta pendiente (lo reconozco, una de tantas) he pensado que este año era tan perfecto como cualquier otro para ponerse a ello. Y aquí estamos, con unos botines preciosos deseando ser estrenados y la motivación que produce saberme capaz y dispuesta a correr mi primera carrera oficial entre abril/mayo de este mismo año (mañana me informo de las carreras que hay por esas fechas y me apunto a la que más me llame).
Mañana también retiro de mi vida los refrescos en todas sus formas. Los light también, sí, pues han resultado ser tan o más nocivos que los normales. Qué sorpresa ¿eh? Porque todo eso de no tener calorías está genial, pero lo que no dicen es que según un estudio del Instituto Nacional de la Salud, la ingesta más o menos frecuente de refrescos puede provocar depresión, siendo la probabilidad más alta si los refrescos son dietéticos. Tampoco dicen que estos refrescos no engordan pero sí dificultan la pérdida de peso. Y tampoco añaden la incomodidad de los gases que producen.
Mañana comienzo a utilizar champús sin siliconas, colorantes, parabenos ni demás químicos dañinos para el cabello. Sé que voy a estar un poco aleonada* los primeros días o semanas, pero prefiero conocer el estado real de mi cabello para poder cuidarlo que echarle mil potingues químicos para que esté suavecito (tener el pelo "bonito" pero "no-sano" sería el paralelismo peloso de estar delgadita pero "no-sana" y así, no).
Mañana comienzo a trabajar en mi proyecto de cambio personal. Y poco puedo añadir aquí, sólo que "a veces el camino más largo comienza y acaba en nosotros mismos" y "si insistimos en cerrar puertas mientras tapiamos las ventanas, no sólo nos negamos la felicidad sino la oportunidad de aprendizaje".
Que digo yo, de pronto todo parece un poco más mágico,
un poco más fácil,
un poco más esperanzador.
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