viernes, 21 de septiembre de 2012

Y entonces, llegaste tú

Hace mucho que no tenía (ya) nada que contar.
Y entonces, llegaste tú,
trayendo la luz en tu sonrisa
y un revolotear de mil pájaros en tu pelo.
Y llegaste tú, haciéndome sentir bien conmigo misma,
haciéndome sentir que merecía la pena,
aunque no fuera más que un encuentro fortuito (probablemente) irrepetible.

Y entonces, llegaste tú.
Y creo que, tal como llegaste, te irás,
pues apenas duran unas horas, a veces pocos minutos,
los sueños que más me han llenado.

Y tú, pareces, cuando apareces,
que traes todo lo que siempre he querido, en tus manos.
Por eso no espero, pues no me lo permito, pensar
que te vas a quedar a mi lado,
aunque mi lado sea a varios cientos de kilómetros.

22 de agosto de 2012

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bonito como todo lo que sueles escribir Cristina ;-) .

Me gusta el mar, me gusta la brisa, pero lo que más me gusta es tu bonita sonrisa ^_^ .

Juanma