Hace mucho que no tenía (ya) nada que contar.
Y entonces, llegaste tú,
trayendo la luz en tu sonrisa
y un revolotear de mil pájaros en tu pelo.
Y llegaste tú, haciéndome sentir bien conmigo misma,
haciéndome sentir que merecía la pena,
aunque no fuera más que un encuentro fortuito (probablemente) irrepetible.
Y entonces, llegaste tú.
Y creo que, tal como llegaste, te irás,
pues apenas duran unas horas, a veces pocos minutos,
los sueños que más me han llenado.
Y tú, pareces, cuando apareces,
que traes todo lo que siempre he querido, en tus manos.
Por eso no espero, pues no me lo permito, pensar
que te vas a quedar a mi lado,
aunque mi lado sea a varios cientos de kilómetros.
Y entonces, llegaste tú,
trayendo la luz en tu sonrisa
y un revolotear de mil pájaros en tu pelo.
Y llegaste tú, haciéndome sentir bien conmigo misma,
haciéndome sentir que merecía la pena,
aunque no fuera más que un encuentro fortuito (probablemente) irrepetible.
Y entonces, llegaste tú.
Y creo que, tal como llegaste, te irás,
pues apenas duran unas horas, a veces pocos minutos,
los sueños que más me han llenado.
Y tú, pareces, cuando apareces,
que traes todo lo que siempre he querido, en tus manos.
Por eso no espero, pues no me lo permito, pensar
que te vas a quedar a mi lado,
aunque mi lado sea a varios cientos de kilómetros.
22 de agosto de 2012
1 comentario:
Muy bonito como todo lo que sueles escribir Cristina ;-) .
Me gusta el mar, me gusta la brisa, pero lo que más me gusta es tu bonita sonrisa ^_^ .
Juanma
Publicar un comentario