martes, 4 de septiembre de 2012

Idos

Ya no está,
ya se ha ido.

¡Anda, como tú!
Que ya no estás,
porque te has ido.

¿Y qué?
- te preguntarás,
vocecita,
dentro de mí -

¿Y qué?
Y qué, que ya no esté
y qué, que se haya ido...

Y qué, si sigue ahí,
en ese recuerdo,
recuerdo tan nítido
como el cristal
de aquella botella
de vidrio
sólo rellena de latidos
del agua
que compartimos
para aplacar
la sed
producida
por un beso.

Un beso
que tampoco está,
que también se ha ido.

¡Anda! Como tú...

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