Nadie me busca
y nadie me espera.
Ni en las mañanas de invierno
ni en las noches de verano
y, ni siquiera, ni siquiera, en esas horas que no pertenecen a nadie
y que no están echas más que para pensar en todo esto.
Nadie me busca
y nadie me espera.
Ya nadie me busca. Ya nadie.
y nadie me espera.
Ni en las mañanas de invierno
ni en las noches de verano
y, ni siquiera, ni siquiera, en esas horas que no pertenecen a nadie
y que no están echas más que para pensar en todo esto.
Nadie me busca
y nadie me espera.
Ya nadie me busca. Ya nadie.
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