jueves, 5 de abril de 2012

Tercer Aniversario

Se acerca una vez más, sin remedio, el día primero del cuarto mes del año. Ese día que no me gusta y al que no le gusto, ese día que siempre deseo que pase rápido para no tener que darme cuenta de que ya no estás. Y esté donde esté, el día uno me apuñala como una daga en la clavícula, en las costillas, en el muslo, intentando con sus punzadas recordarme que está aquí, que ha llegado, para recordarme tu ausencia.
Un año más, por tercero consecutivo, pasará por Sevilla la Semana Santa y tú no estarás entre los ojos que ven el paso de los Gitanos, ni andarán tus pies y tus espaldas cansadas bajo el peso de ese paso, de madera, que portaba aquello en lo que creías.
Un año más, 366 días esta vez, que han pasado sin que pueda verte por casualidad andando por la calle, sin que llame a tu casa y escuche tu voz, sin que te metas conmigo sabiendo que eso me molesta. Pero esta vez, te lo perdonaría. Todas las veces pasadas y las veces futuras, dejaría que me dijeras todas esas cosas que me molestaban superficialmente, porque en el fondo no me molestaban y, en el fondo, no me lo habrías dicho si supieras que me dolían. Pero te metías conmigo, con mis gustos, con mis estudios y yo te ignoraba o, a veces, te contestaba con un "me da igual". Y nos reíamos.
A veces, me metías el dedo en la oreja y yo apartaba la cabeza, para que no siguieras. Otras, me pedías que te trajera el café, una manta, un cenicero, un vaso de agua. Y yo, te lo acababa trayendo, después de sugerir que fueras tú. Y entonces, te pedía que dejaras de fumar, como te lo pedí durante tantos años y te decía, sin creérmelo ni una vez, que podrías ponerte malo y caer como tantas otras personas han caído por el camino. Pero tú no me creías. Y yo... yo tampoco me creía. Porque pensaba que ibas a durar muchos años, contaba con que condujeras el coche que me llevara vestida de novia y contaba con que te metieras, como hacías por costumbre, con la persona que me fuera a casar. Al que todavía no conocía. Al que a día de hoy, aún no conozco.
Yo contaba con tus bizcochos y contaba con tu ayuda informática. Yo contaba con tu presencia y contaba con tus chistes. Yo contaba con tenerte y contaba con no perderte nunca o, si acaso, cuando ya hubieras vivido lo suficiente.

Ojalá hubieras sido feliz. Ojalá te hubiera visto reír más. Ojalá te hubiera visto enamorado. Ojalá te hubiera visto siempre sonriente.
Pero ya... nunca más te veré sonreír, más que en mis sueños, más que en mis nítidos recuerdos. Como aquel que atesoro, del último beso que me diste, cuando ya no te quedaba aliento ni para ti, cuando apenas te restaban unas horas de vida. Un beso, casi lanzado al aire, cuando me acerqué a despedirme, aún a sabiendas que sería una de las últimas veces. Un visitarte a diario y pasar las horas contigo, intentando conscientemente, recuperar todo el tiempo que no había pasado contigo y que ya nunca pasaría. Intentando resarcirme de todas aquellas oportunidades que perdí de estar contigo.

Te echo de menos, siempre te echaré de menos.
Y te querré, como aún te quiero, sin que tu ausencia le robe un ápice al amor que te guardo. Porque con todos los tíos que tengo, tu fuiste el único que contaba. Porque con todos los que tengo, tú fuiste el único que tuve. Porque contigo se fue la unión de la familia y contigo, se fue también, la ilusión de todos los que te queríamos.


(1 de Abril de 2012, 18:40 horas)

1 comentario:

Mamut dijo...

Le he dado a "me encanta" porque no tiene más emociones para expresar.

:__(

Besos desde muy cerca.