domingo, 11 de noviembre de 2018

”Mi Capricho”

“Mi capricho” no eran los ladrillos, la piscina ni el camino asfaltado según girabas y atravesabas la cancela verde. “Mi Capricho” no era la casa ni los árboles, ni los arriates llenos de flores. “Mi Capricho” era cada uno de nosotros, cuando estábamos juntos, como los engranajes de un reloj que sólo funciona con todas las piezas. “Mi Capricho” eran las cenas de verano bajo la pérgola, los tomates aliñados con ajito, las berenjenas fritas, las acedías. “Mi Capricho” era una puerta siempre abierta, a cualquiera que pasara por allí, para cualquiera que quisiera entrar allí y de donde nadie salía sin una sonrisa. “Mi Capricho” eran naranjas aliñadas y aceitunas ralladas y paquetes de pipas Kelia de 2 duros viendo “Verano Azul”. “Mi Capricho” eran desayunos en la cama, historias de tu infancia, dormir con la tita. “Mi Capricho” eran cajas de regalos en los arriates, la mañana de reyes, eran celebraciones y eran poquinos y continentales. “Mi Capricho” eran mañanas de sábado en el rastro de Sanlúcar, era Diana, Eros, Chiqui, los patos y las cabritas. “Mi Capricho” eran tardes en la copa en invierno y noches de charlas bajo la morera. “Mi Capricho” eran los abrazos de mi abuela, atardeceres en paz, flotadores hechos de ruedas y disfraces. "Mi Capricho" era un océano infinito y sólo los que lo conocimos, sabemos la suerte que tuvimos. 

“Mi Capricho” era amor y era familia, porque era el núcleo de todo y para todo.
“Mi Capricho” era aquel lugar donde te arropaba el cariño y te envolvía y te sentías a salvo.

Ahora “Mi Capricho” está en el cielo y yo sé que nos espera con la mesa puesta.
Hasta que volvamos a vernos.

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