La figurita del Roscón de Reyes de Diciembre de 2013.
La tapa de cartón de un bote de mantequilla de cacahuete.
Tres pendientes para la nariz.
Un par de perlas.
Un par de pendientes dorados con un brillante turquesa.
Una foto carnet.
Tickets de Mercadona.
Un carnet caducado.
La tarjeta de contacto del japonés de la calle Salado.
Primitivas.
El envoltorio de un conejo de chocolate de Pascua.
Agenda 2015 del Donante de Sangre.
Envoltorios de mariquitas de chocolate.
Una cucharilla.
Un rotulador turquesa que nunca más usé.
Una cajita de cartón llena con tapas de botellines de cerveza, una cinta amarilla, una pulsera de hilo en cuatro colores.
Cuatro dedicatorias para cuatro regalos de cumpleaños.
Un pendrive lleno de fotos y cartas.
Un marcapáginas dedicado.
Pulseras de colorines rotas.
Tarjetitas dedicadas.
Un mechón de cabello.
Un clip lila con forma de pie.
La pegatina caducada de la ITV.
Mi caja de tesoros está llena de tesoros.
Y cada uno de ellos es un pequeño corte de mangas al tiempo.
Porque mis recuerdos son mi Delorean.
Y contra eso, ni la arena de todos los relojes del mundo, cariño.
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