martes, 14 de octubre de 2014

31 años (y casi tres meses)


Ayer, 19 de julio (o, antes de ayer, 19 de julio) cumplí 31 años.
Ahora me arrepiento de no haber hecho ninguna foto que permitiera la inmortalidad de aquel momento. ¿Pero cuál de todos aquellos transcurridos durante las 24 horas que duró, podría haber sido el "momento ideal"?

La idea que predomina en mi cabeza es que fue, con seguridad, uno de los mejores cumpleaños que he tenido.
Y, como hago cada 19 de julio y cada 31 de diciembre - aunque en los dos últimos, lo haya obviado - suelo hacer una lista de aquellas metas a realizar durante los siguientes 12 meses. Y me preocupa, los 32 ya suenan como una cifra a tratar con respeto. Por lo tanto, lo mejor en este caso es no ser pretencioso y recuririr sólo a metas básicas altas o metas no-tan-básicas pero de dificultad baja. Así, señoras y señores, no nos enfrentaremos a tantos dilemas. 
Ya se sabe lo que dicen "quien mucho abarca, poco aprieta".
And the winners are...

1.- Encontrar trabajo (para ahorrar).
2.- Ponerme en forma (para vivir más).
3.- Cuidar a las personas que me importan (sacando ratitos y dedicándoselos a quienes lo merezcan).
4.- Priorizar personas, emociones (...).
5.- Retomar mis clases de danza (persiguiendo así esos ratitos de felicidad).
6.- Cantar, reír, saltar más a menudo (o sea, disfrutar).
7.- Ver más cine, leer más, ir algún día al teatro (que la cultura sea siempre un básico).

Esto es algo que escribí hace ya algunos meses y que, sin duda alguna, lleva demasiado tiempo ya en el tintero. En un año en el que parezco estar cumpliendo todos mis propósitos, tener un buen cumpleaños no podía ser menos. Tuve una primera felicitación muy especial recién entrada la medianoche, almorcé con mis abuelos y mi tía, recibí algún que otro lametón de Murphy, regalitos, por la noche vinieron los Amigos de verdad (aunque alguno se me quedó en el camino), cenamos en La Choza (Bormujos) y luego fuimos a casa a seguir celebrando, comer tarta de Kinder Bueno y charlar y reír hasta las tantas.
¿Qué más se puede pedir?

Al final madurar es eso, darle menos importancia a algunas cosas y disfrutar con las personas que son importantes para ti. Menos bombo y platillo y más risas y abrazos. Y aunque yo siga dándole tanta importancia a la celebración de la vida cada año, soy consciente de que las cosas irán cambiando según pasen los años. Pero me da igual, porque al final, lo que importa, lo que realmente importa es hacer de un día normal, la excusa perfecta para sentirse querido, para estar con todas esas personas que hacen de tu vida un lugar especial para vivir.

A todos aquellos que vinieron, aunque sea con retraso: me alegro mucho de haber compartido ese día tan especial con todos vosotros. Todos y cada uno. Os espero el 19 de Julio de 2015.



No hay comentarios: