Como cuando das vueltas en la cama
Sobre sábanas calentadas por tu propio cuerpo
Y no puedes dormir.
Y, de pronto, alargas el brazo
Sobre ese trozo de sábana fresquita,
O le das la vuelta a la almohada
y apoyas la cabeza.
Pues ¿sabes qué?
ese trozo de sábana fresquita,
Ese otro lado de la almohada... eres tú.
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