A veces ocurre que, de pronto, todo cambia. Comienzas a ver las cosas desde ese punto de vista, desde ese ángulo difícil que apenas usas, porque es incómodo, porque hay que hacer malabarismos para llegar, porque no está al alcance, ni en la zona de confort o, sencilla y simplemente, porque no quieres. Pero a veces ocurre que esa parte curiosa y valiente de uno mismo gana la batalla durante un instante y te acercas a las lentes que te muestran esa realidad que te resistes a ver, esa realidad que muestra que si tienes que luchar tanto por ello, que si aún haciendo todo lo que está en tu mano e incluso mucho más allá, aún no parece suficiente, entonces no es lo que necesitas, ni lo que deberías querer, ni aquello por lo que seguir luchando hasta el agotamiento. Porque el resultado de esa lucha nunca sería genuina, ni justa, ni real.
Ese punto de vista incómodo al que asomarnos (aunque no queramos) son las crudilentes, gafas de realidad ajustadas a los hechos objetivos que insistimos en no ver, cerrando los ojos con tanta fuerza que duelen los párpados. Así que te asomas y miras por ellas, y ves, y entiendes y respiras hondo y te levantas, te sacudes el polvo de la ropa, te atas los cordones que te hacen caer y sigues adelante, pasito a paso y lentamente, como si estuvieras de nuevo aprendiendo a andar. Y duele, pero es un dolor que encierra el consuelo de rendirse, el consuelo de aceptar por fin la realidad.
"El aleteo de la mariposa y su efecto, apagando llamas para arder en otros fuegos."
1 comentario:
Me parece una manera genial de verlo. Todo pasa, todo evoluciona, pero necesitas cambiar tu subjetividad. A veces es un proceso y a veces es un zas ^_^
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