lunes, 22 de abril de 2013

Jugar al escondite

Sensación,
extraña sensación huérfana,
que me corre por la sangre,
me pasa por detrás de los ojos
y encuentra su destino en las yemas de mis dedos,
en los labios callados,
en la mirada perdida.
¿Qué será que quiere encontrar salida pero no la haya?
¿Qué será que anda dando tumbos ahí dentro,
chocándose contra las paredes,
girando, girando, girando?
Es una sensación que extrañamente,
no me desagrada.
De hecho, me reconforta,
quiere decir que la apatía no ha ganado aún la batalla,
que la inspiración hace aún su trabajo,
aunque sea a medias,
aunque sea con la sensación de estar jugando
al escondite.

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