domingo, 12 de junio de 2011

Adiós

Casi nunca digo "adiós", raramente utilizo las despedidas.
Aprendí desde muy joven que las consecuencias
de elegir mal las palabras, pueden llevar a decisiones irrevocables.
¿Yo? raramente utilizo las despedidas,
raramente digo "adiós".
Porque un adiós no tiene vuelta atrás,
un adiós, a secas, no tiene remedio.

"Hasta luego", "hasta pronto", "hasta más ver"
como si no hubiera más de una solución lingüística
a una despedida que pretende no serlo.
Porque un "adiós" no tiene vuelta atrás,
porque un "adiós" es para siempre.

Porque a fin de cuentas, un "adiós" no es sólo
una palabra, dos sílabas, algunos fonemas,
un "adiós" es un final,
una barrera infranqueable
que no lleva a ningún sitio.
Porque ese sitio ya no existe.

¿Yo? Raramente digo adiós.
Porque cuando lo digo... es para siempre.