Aprendí desde muy joven que las consecuencias
de elegir mal las palabras, pueden llevar a decisiones irrevocables.
¿Yo? raramente utilizo las despedidas,
raramente digo "adiós".

un adiós, a secas, no tiene remedio.
"Hasta luego", "hasta pronto", "hasta más ver"
como si no hubiera más de una solución lingüística
a una despedida que pretende no serlo.
Porque un "adiós" no tiene vuelta atrás,
porque un "adiós" es para siempre.
Porque a fin de cuentas, un "adiós" no es sólo
una palabra, dos sílabas, algunos fonemas,
un "adiós" es un final,
una barrera infranqueable
que no lleva a ningún sitio.
Porque ese sitio ya no existe.
¿Yo? Raramente digo adiós.
Porque cuando lo digo... es para siempre.
2 comentarios:
Me gusta =)
Me alegro! :)
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