Me dirigía en el C1 a unas jornadas a las que, como norma subconsciente de mí misma, llegaba tarde. Alguien llamó mi atención desde fuera... un Señor sin nada, un ser invisible. Invisible como un amigo invisible, que sólo ve aquel que quiere ver. Su cara derrochaba bondas y sus ojos un deseo incontenible al pasar junto a una bar de que emergía un agradable olor a familia.
Lo miré y lo vi, como si no hubiera nadie más. Su caminar pausado, arrastrando los pies con cansancio, una gran manta apoyada en el costado y un raído cojín en la otra mano.
Su ojos claros, llenos de tristeza me quitaron el aliento durante un momento. No he podido olvidarlo. Aún me pregunto cuál será su historia. Qué lo habrá llevado a ser quien es. Cómo habrá llegado al punto en que todo lo que tiene es a sí mismo.
2 comentarios:
me gusta mucho este tema klris
tu manera de escribir es muy
pero me llamo la atencion tambien qie tiene mucho simbolismo que pdria reflejarse en tus amigos o a todos los que lo leen
de verdad
u r smart girl kristyna
husein bayud de egipto
saludos
Muchas gracias por pasar ya Hussein y tomarte el tiempo y la molestia de dejarme este comentario.
Me alegra también que te guste lo que escribo y cómo lo escribo. No dejes de pasar de vez en cuando.
Saludos :)
Publicar un comentario