Esta vez no me hizo falta flechas,
Esta vez ni armadura ni caballo
ni un cupido ciego revoloteando mi cabeza,
ni lanzas ni balas ni siquiera...
Esta vez me valió salir a pecho descubierto
tomar tu mirada por bandera,
coger la daga, perder el miedo,
y clavármela en el pecho.
Que para un harakiri no hace falta más que creer en el para siempre, para siempre jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario