miércoles, 30 de diciembre de 2015

Haciendo Balance

"Otro año que se va, dejando hueco al que ha de venir. Como la vida misma, el ciclo de renovación al que nos vemos obligados en una continua lucha contra la muerte..."

Ahora que 2015 se acaba y 2016 está a punto de empezar, sólo puedo esperar que sea la mitad de bueno de lo que ha sido este, en algunos aspectos al menos, supliendo a su vez las carencias que echo tanto en falta.
Porque 2015 ha sido el año de volver a empezar de cero, porque me ha permitido renovarme y ganar la batalla a esa vocecita en mi interior que lo daba todo por perdido. Este año he vivido grandes, grandísimos momentos, muchos momentos de risas, momentos de volver a levantarse y decir "yo puedo", momentos de vivir cosas que hacía años no vivía.
Resumirlo con palabras es casi imposible, los recuerdos van mucho más allá, porque...
...he vuelto a estudiar y nunca pensé que sería algo que me llenara tanto de vida.
...me he esforzado mucho en cambiar hábitos, en dar lo mejor de mí, en llenarme de conocimiento.
...he vuelto a vestirme de flamenca después de más de diez años y he ido a la Feria (rebujito incluido),
...he aprendido a hacer sushi. He comido mucho sushi.
...me han sacado la muela del juicio.
...me he dado cuenta de quienes son realmente mis amigos, con quién cuento realmente y con quién no.
...he aprendido a hacer gofres. ¡Y tengo mi propia gofrera!
...he ido al teatro.
...he ido de comunión.
...he ido al Primark.
...he visitado Huelva, Jerez, Córdoba (y todos sus Primarks, de camino).
...he tenido un cumpleaños muy especial.
...he jugado mucho a Magic. Y hemos encontrado "nuestro" juego.
...he tenido martes de Telepizza y miércoles de cine, con cierta frecuencia.
...han descubierto, por fin y después de dos años, mi hernia de hiato y mi intolerancia a la lactosa.
...me he comprado mucha ropa.
...he vuelto a ver a un viejo amigo, después de 13 años.
...he podido disfrutar de mi familia al completo un año más.
...he tenido risas, lágrimas, felicidad, tristeza, rabia, ilusión y decepciones y todo eso, en su justa medida, me ayuda a conservar esa pasión en la manera en que siento las cosas, porque si hay una palabra que me define, no es, precisamente "indiferente".

Por todo eso, guardaré con cariño el recuerdo de 2015.
Y a 2016 sólo me resta pedirle, aparte de empeño para cumplir todas mis metas, poder disfrutar otro año más de toda mi familia, seguir teniendo cerca a esa persona que me hace feliz, encontrar trabajo (que ya me toca), conservar la salud y aprender a vivir con la nueva dieta sin lactosa, acabar el curso con buenas notas y hacer un millón de cosas nuevas (a ver si de una vez logramos tachar todo de nuestra lista de planes, vecino).





Gracias, 2015. Por los buenos momentos y por los malos, pues de algo hemos de aprender las lecciones de la vida.


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