martes, 23 de septiembre de 2014

Duerme, pequeño

Hoy emprendiste tu último vuelo, amigo mío. No sé hacia donde, nunca me han quedado claro los asuntos relacionados con todo aquello que se esconde detrás de la vida. Sin embargo, me gusta pensar en un inmenso cielo azul, donde siempre es de día y siempre brilla el sol. Creo que ese lugar te gustaría, así que espero de corazón que estés allí.

Hoy, ahora mismo, aún soy incapaz de contener las lágrimas que me provocan tu ausencia. Supongo que no esperaba que llegara tan pronto, ojalá hubieras podido quedarte un poco más conmigo. Pero no puedes resultarme indiferente (qué odioso sería eso después de todos los ratitos que pasamos juntos). Recuerdo cuando te asomabas a mi fuente de ensalada para robarme lechuga o granitos de maíz. O cuando dormiste ocho meses en el hueco de mi cuello sobre la almohada. O cuando eras el único de los seis inseparables, que contestaba a mis sonidos con aquel silbido que sólo tú y yo compartíamos. O cuando siempre salías volando a mi hombro cuando yo me iba de la habitación. Fuimos inseparables durante mucho tiempo ¿verdad?

Estos 29 meses permanecerán en mi memoria como uno de mis mayores tesoros.
Eres irreemplazable. Yo siempre supe que no había ningún otro como tú.

Buenas noches, Zoe.
Duerme, pequeñito.
Y atraviesa el cielo con tus alas de colores.
Ojalá seas feliz por siempre.




Zoe 18.Abril.2012 - 23. Septiembre. 2014

P.D. Te llevas contigo un trocito de mí. Porque contigo aprendí el significado de lealtad y cariño incondicional.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Una historia conmovedora. Sólo puedo decir que lo siento mucho.